La noche cayó y en la cancha donde se realizó aquella tardeada de bienvenida meses atrás, acondicionaron todo para el gran baile de graduación.
Era la primera vez que usaba un traje y aunque ya estaba acostumbrado a la corbata del uniforme, era diferente así. Diego, Christian y Roberto, de acuerdo a sus estilos, lucieron muy elegantes. En esta ocasión, Diego optó por no llevar ninguna botellita sorpresa para embriagarse. Bueno, eso nos dijo él. La realidad, era que Jessica se lo prohibió.
La cancha contaba con varias mesas para todos los alumnos, pues el baile era abierto y no solo para los de sexto, así que vimos desfilar a todo el colegio. Luces, un DJ, y una gran cantidad de globos blancos rodeaban el lugar y la pista que estaba justo al centro. La noche era hermosa, con un clima perfecto y nosotros estábamos nerviosos esperando a nuestras parejas. Era la primera vez en meses que estábamos los puros hombres juntos. Un momento de reflexión y un brindis para aligerar los nervios no podían faltar mientras el DJ amenizaba la noche al ritmo de Te quiero de Nigga, que se colocaba ya en el gusto de todo mundo.
—¡Ya extrañaba el reggaetón, carajo! ¡Salud por eso! —dijo Diego levantando un vaso de refresco.
—Yo extrañaba la tranquilidad. Malditos nervios, me mataron este tiempo —agregó Christian con más calma.
—No puedo creer que el año se fuera tan rápido —dijo Roberto poniéndose sentimental.
—Pasaron muchas cosas. Desde aquella tardeada, nada fue igual. ¿Se imaginaron terminar la prepa así? —les pregunté viendo a todos los alumnos caminar, platicar, bailar y reír.
—Para nada —suspiró Christian—. Yo me veía sufriendo con mis crisis existenciales. De no haber sido por el show, no sé qué hubiera hecho.
—Yo seguiría soltero —bromeó Diego—. Y ahora ya soy igual de mandilón que ustedes, mis reyes.
—¿Saben? A pesar de todo, estoy feliz. Este ha sido nuestro mejor año por mucho —mencioné igual de nostálgico que Roberto.
—Oigan, no. No hagan eso —repuso Diego—. Esta noche no es para sentimentalismos. Hemos tenido muchas emociones fuertes y para colmo, Miguelito nos hizo llorar a todos en su discurso; así que brindo por el grupo más fregón que ha tenido el Continental School...
Levantamos nuestros vasos y los chocamos.
—¿Y ahora? ¿Qué sigue? —preguntó Roberto expectante—. La prepa termina y cada quien irá por caminos diferentes...
—Aunque así sea, yo espero que nuestra amistad no termine nunca —añadió Christian.
—Quizás sigamos otros rumbos; pero el lazo no se romperá. Se los aseguro —confirmé.
Mientras Destination Calabria comenzaba a ser la sensación en la pista de baile junto con Umbrella, vi aparecer a Mía de manera solitaria. Iba enfundada en un vestido azul cielo y traía el cabello recogido y un maquillaje discreto; algo austero para su estilo habitual. Al verme, se dirigió a nosotros con intención de saludar.
—Hola, chavos.
—Guau, Mía. Ese vestido está precioso —dijo Christian mientras admiraba la tela del mismo.
—Gracias, Chris. ¿Cómo la están pasando? ¿Dónde están las chavas?
—Terminando de arreglarse. Con el show y la ceremonia, se han ido a retocar mil veces —contesté.
—¿Crees que te pueda robar unos minutos? Aprovechando que no han llegado.
Mis amigos me miraron con sospecha. Sin embargo, acepté con toda tranquilidad.
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Recuerdos en mi habitación
Novela JuvenilMiguel está por cumplir treinta años. Despedido de su trabajo y con mil rollos existenciales, decide volver a la casa que lo vio nacer. Sin saber que ahí, se reencontrará con aquello que pueda regresarlo al camino y que lo motivó a ser un verdadero...