Capítulo 30: Yo digo R...

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El día de la graduación llegó y con él, el reto final.

Sheryl fue dada de alta y aunque debió tener muchos más cuidados que antes, la emoción por el musical la hizo levantarse rápido. Entre el grupo no se volvió a tocar el tema de su enfermedad y decidimos continuar como si nada pasara; tal como ella lo deseaba. Cada uno de los días en los que la acompañé en su casa y la cuidé, disfrutamos de cada momento. Escuchar música, ver películas y disfrutar de las primeras dos temporadas de mi telenovela favorita, fueron nuestros pasatiempos favoritos. Eso nos sirvió para terminar de motivarnos.

El itinerario de ese día era el siguiente: primero sería nuestro musical, después la ceremonia y entrega de diplomas para sexto año y finalmente, el baile de graduación. Cuarto y quinto año ya habían tenido su ceremonia previamente.

Al estar en los camerinos del auditorio, cada uno de los involucrados estuvimos muy nerviosos. Sería la primera vez que ese grupo tan entrañable presentaría algo al público y la expectativa era muy grande.

Revisamos una y otra vez lo que teníamos que hacer, y por supuesto, la lista con los números musicales.

Rivera aguardaba por nosotros y porque estuviéramos listos. Usamos un vestuario que obviamente diseñó Jessica basado en colores plateados y blancos. Ella era amante de lo brilloso y creímos que era una muy buena idea. Por otra parte y mientras nos alistábamos, Sheryl me ayudó a usar por primera vez lentes de contacto. Nunca pensé que fuera tan complicado y con el tiempo encima, mucho más.

Ella estaba contenta, y aunque me preocupaba mucho que se sintiera mal durante el show, la alegría que irradiaba me hacía pensar que eso era una gran medicina para lo que le pasaba.

Sorpresivamente, mi madre y Maite no iban solas a verme. La abuela viajó para presenciar lo que íbamos a hacer y acompañarnos en la ceremonia de diplomas. La logré ver expectante, emocionada; como nunca lo imaginé.

En cuanto a la familia de Christian, estuvieron presentes para ver a su hijo. Nos intrigó mucho saber cómo le había ido cuando se enteraron de su preferencia sexual y afortunadamente, las cosas iban mejor. Quizás aún les costaba entenderlo, pero hacían su mayor esfuerzo gracias a la intervención de Rivera, que fungió como un puente comunicación entre Christian y ellos.

Todo estaba más que listo. Familiares, amigos, y hasta Mía, ocupaban un lugar en las butacas para presenciar el show. Todos nos deseamos la mayor de las suertes en camerinos y acordamos que más que hacer un musical, íbamos a divertirnos como niños y que había que exprimir esa experiencia al máximo. Nos lo merecíamos.

Rivera salió al escenario para anunciar y presentar lo que haríamos.

Ahí, los nervios revolucionaron nuestro estómago. Sheryl tomó mi mano y con micrófonos en mano y viendo a Roberto en la cabina de audio, logramos ver que todo estaba listo detrás del telón.

—Muy buenas tardes, padres de familia, alumnos y amigos —dijo Rivera enfundado en un traje gris Oxford y con gran entusiasmo al micrófono—. Estoy muy contento de pisar este escenario una vez más y ser parte de este gran taller de artes escénicas, del cual formo parte desde hace varios años. Hoy es un día muy especial, porque no solo presentamos un nuevo show. Es el último en el que participan nuestros alumnos del sexto año, quienes a partir de esta tarde, abrirán sus alas a un nuevo camino: el universitario —Rivera comenzó a emocionarse y a iniciar una reflexión mientras nosotros lo escuchábamos llenos de entusiasmo—. Al comenzar este ciclo, me encontré no solo con chicos muy talentosos, sino con grandes personas que me dieron las mejores lecciones de vida. Y ese es el objetivo del musical del día de hoy llamado Una guitarra y mi niñez. Estos chicos, llenos de ilusiones, nos mostrarán con sus actuaciones entre canción y canción, lo que se llevan de la adolescencia para dar paso a la adultez. Y más aún, lo que la prepa que hoy dejan, les enseñó en sus vidas. Todo esto, claro está, acompañado de la música de una generación; de un grupo que hasta el día de hoy, es el más importante para ellos... Esto es, tercera llamada, tercera... ¡Comenzamos!

Recuerdos en mi habitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora