¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡Ya fue suficiente, mamá!— suspiró cansado— ¡Entendí todo a la perfección!... ¡Seré tolerancia pura y tendré mucho cuidado!— repitió con fastidio las indicaciones que venía escuchando desde la primera hora del día.
—¡Xiao Zhan! Estoy hablando enserio. Wang Yibo es un niño muy especial para mí. ¡No quiero verte metido en problemas!— le advirtió Xiao Lian, su madre, por milésima vez señalándole con el dedo índice.
—Eso decías de XuanXuan y ahora está normal. Solo se trata de otro niño mimado. Insisto en que lo único que le hace falta es un apretón por parte de sus padres— aseguró el pelinegro despreocupado.
—Los golpes nunca serán la mejor solución para estas cosas. Además, los Wang no son así. Ese no es su estilo de padres.
—¡Relájate! Nada más estaba dándote mi punto de vista. No creo que sea tan difícil, dices que acaba de cumplir 17 años, su etapa de rebeldía ya pasó.
—Sé que piensas que estoy jugando, pero no es así. ¡Zhan por favor sé muy tolerante!
El pelinegro asintió lentamente, pero en su foro interno, siguió pensando que todo tenía un grado de exageración.
⸙˻ ✦╰┄┄┄┄ ⋯ ┄┄┄┄ ⋯ ┈ ╮ ☁︎𓄹멋진
—Sí, Ziyi, es un hecho. Ellos se irán de viaje, lo cual significa... ¡Diversión!— exclamó al teléfono.
—¿Yibo? Querido... ¿Qué no se supone que tú estás castigado?— le recordó su mejor amiga.
—No, ya no lo estoy— contestó convencido.
—¿Soy yo o superaron muy pronto el cambio de tu cabello?¿Tan rápido se olvidan de la fiesta pasada y también de la nariz de FanXing? Es decir... ¿Ya te perdonaron por todo eso?— preguntó sorprendida.
Las consecuencias de dicho conflictos solían durar semanas e incluso meses. Y Wang Yibo llevaba muy poco tiempo bajo sus respectivos castigos.
—No, en realidad no. ¡Eso no se les pasará hasta el año que viene! Pero ¿Cual es el problema? La casa estará sola, me quitaré el castigo yo solo— volvió a responder con la mínima pena existente. Después se encogió de hombros, a pesar de que Ziyi, su amiga, no podía observarlo.
—¡Nunca cambiarás, Yibo! Yo que tú no cantaba victoria, ya sabes cómo son tus padres.
—Sí, tienes razón. De cualquier forma, no tienen mucho por hacer, su trabajo siempre estará primero...
—¡Yibo! ¿Puedes venir un segundo por favor?— se escuchó la voz de su madre. Quién seguramente lo llamaba desde la sala o alguna de las piezas de abajo.