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—¡Dios! ¿Qué tanto estarás haciendo, FanXing? Solo la tenías que distraer

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—¡Dios! ¿Qué tanto estarás haciendo, FanXing? Solo la tenías que distraer. —Mencionó el de cabello azul, dentro de un estado frío de desesperación.

Yibo y Ziyi se sentaron cómodamente en uno de los sofás de la sala para esperar el primer movimiento de FanXing, según ambos, así no se verían sospechosos y nadie los culparía cuando su pequeño crimen saliera a la luz.

¡Ooh la la! ¿Estás viendo mismo que yo?— Preguntó Ziyi y después pasó uno de sus brazos sobre los hombros de su amigo. —¡Mira esto, no te lo puedes perder!

—¿Qué cosa?— Yibo siguió a la hipnotizada mirada de la pelirroja. Ziyi, moviendo sus cejas de arriba a abajo, le terminó conduciendo hasta el centro de la cocina. En la casa de YangZi había un muro pequeño que distinguía a la cocina de la sala, entonces todo se alcanzaba a ver desde ambas partes.

En medio de la cocina, había una pareja de chicas que seguramente estaban preparando algún bocadillo. Pero en sus manos no estaba la situación interesante, sino en las maravillas del semejante hombre que las estaba ayudando.

Un chico de unos 27 años, de músculos pronunciados, piel aperlada, cabello castaño, ojos verdes y unos cuántos atributos más.

—Con hombres así yo ya me habría casado más de diez veces— Exclamó babeando —¡Ay no, Yibo! ¡Ya te descubrí de infiel!—Ziyi lo regañó y le dio un golpecito en el hombro, sin importar que ella estaba más alborotada que el peliazul.

—¡Por favor! Tener novio no es lo mismo que estar ciego. — Respondió Yibo, salió del encanto y después se enfocó en su actividad anterior.

—¿Cuál será su nombre? ¿Cómo aparecerá en Instagram? ¿Vivirá cerca de aquí?— La pelirroja hacía pregunta tras pregunta, cómo si Yibo supiera las respuestas.

De tanto escuchar terminó contagiandose. Ambos estaban con las hormonas de cabeza, al pendiente de todo lo que hacía ese muchacho, sus bíceps se estimulaban con cada cosa que hacía y ni hablar de su redondo trasero. Entre las conversaciones de las chicas de la cocina, alcanzaron a escuchar su nombre: Cheng Yi.

—¡Cheng Yi! ¡Se llama Cheng Yi!— Exclamó la pelirroja.

—¡Ya cállate, Ziyi! ¡Nos puede estar escuchando!— Susurró Yibo.

—¡Qué nos escuche! ¡No me importa!

—¡Oh Diablos! ¡Ya viene para acá!— Wang se recargó avergonzado en el respaldo de la sala; Ziyi, por su parte, sonrió con naturalidad.

Cheng caminó por la sala, hasta llegar a un extremo de las escaleras y se detuvo para saludar.

—¡Hola, lindos jóvenes! Me llamó Cheng Yi, espero que estén cómodos, si necesitan algo no duden en buscarme— Sonrío 

—Sí, seguro... — Respondió Ziyi.

—¡Gracias!— Agregó Yibo.

—¡Ahhh! ¡No puede ser! ¡Me miró! ¡Lo miré! ¡Nos miramos!... ¡Nos vamos a casar!— Dramatizó cuando Cheng ya había subido las escaleras.

𝐓𝐡𝐞 𝐁𝐚𝐛𝐲𝐬𝐢𝐭𝐭𝐞𝐫|| 𝚉𝚑𝚊𝚗𝚈𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora