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—¡Zhan! ¡tranquilízate! Te puede hacer daño— Dijo Lu. El pelinegro caminaba de un lado a otro, con el teléfono en la mano, marcaba una y otra vez.
—Él está a mi cargo... —escuchó de nuevo el buzón de voz- ¡Maldición!
—Enfadándote no lograrás nada, mejor piensa en que lugar puede estar— sugirió su novia.
—Yibo puede estar en casa de su novio— informó el menor desde adentro del auto.
—¿Qué dijiste? ¿La casa de quién?— preguntó Zhan.
—Todos en el colegio saben que Hao Xuan se tira a su madrastra, una adolescente drogadicta... ¡Ellos aman las bebidas!— añadió tímido.
—¿Sabes en dónde queda su casa?— Zhan se subió al piloto, Fan Xing asintió.
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—¿Regresarás a tu casa?— cuestionó Ji Li.
—No lo se, lo que menos quiero es estar con él— Yibo suspiró e hizo una mueca de disgusto.
—Si quieres quédate aquí, de paso no me dejas solo con Wen Yang— ofreció Hao con molestia al decir el nombre de la pareja de su padre.
—¿Sigue insistiendo en meterse a tu cama? No seas baboso Hao, ¡Aprovéchalo!— aconsejó Jiyang.
—¡Oye, idiota! ¡las mujeres no somos juguetes!— replicó Ziyi.
—Lo sabemos, pero Yang no es una mujer que merece respeto— comentó Cheng.
—Tiene razón, ¡Aprovecha esos golpes que te mete tu padre!— dijo Ji Li.
—¡¿Estás loco, Ji Li?! Ponte en mi lugar, no te gustaría sentirte acosado— justificó.
—¿Por qué no hablas con alguien?— por primera vez en un montón de días, Yibo dijo algo coherente.
—He aprendido a vivir con esto, ya se me hizo costumbre.
Todos se quedaron callados, sin hacer ningún movimiento, recordando lo miserables que creían que eran sus vidas, tan concentrados estaban, que los 6 se exaltaron cuando escucharon aquella voz quejosa.
—¿De quién es éste celular? ¡No ha dejado de sonar y no me deja dormir!— salió furiosa de la casa al patio trasero.
—Hablando de la "Reina de Roma"— susurró Ziyi.
—Es mío, Yang— dijo Yibo al ver su teléfono en las manos de la madrastra de HAO.
—Sigo insistiendo en que él no te conviene tesoro...— mencionó. Hao rodó los ojos, en verdad detestaba a esa mujer.
—¡Muchas gracias, Yang! Por tu humilde opinión, lo dejaré en mi bandeja de espera y la tomaré cuando me importe... Oye, ¿No tienes frío?— fingió una voz angustiada— Deberías ir a: "El Ángel de la Mujer" apuesto a que ahí tendrán mucha ropa que te puede quedar— Yibo tachó con desagrado y burla, los escotes de Wen Yang. Los 5 adolescentes restantes tuvieron que aguantarse la risa.
