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Zhan salió disparado hacía la habitación en dónde LuLu dormía, golpeó la puerta varias veces hasta que le dolió el puño, no por la cantidad de toques que dio, sino por la fuerza ejercida en esos toques.
Sé desesperó porque nadie respondía y acabó abriendo la puerta por sí solo. No había rastro de Lu en la pieza, luego pensó que ella debería estar junto a Anke, divirtiéndose en algún lugar.
Miraba el turístico hotel en sobre población, comenzaba a enojarse consigo mismo por no poder encontrar a alguna de las dos, lo que no tomaba en cuenta era que su cabeza estaba demasiado pérdida como para trabajar a la normalidad.
Todo continuó, hasta que una mesa se ganó su atención, en realidad no el mueble, lo que se ganó a su cabeza fue la pálida cabellera que estaba encima como banquete y las personas gritando: ¡Fondo, Fondo, Fondo!
Desde el inicio supo que se trataba de Anke rompiendo un récord tomando cerveza, puesto que la cabellera que veía era de un tono rubio tirándole a blanco.
—Anke ¿Qué diablos haces?— Dijo en cuanto la chica salió del espectáculo, ese no era el tono con el que normalmente hablaba con ella, pero en el momento era lo que menos le importaba.
—Oye, bájale dos rayitas a tu tono, Don Juan, si no quieres que tú y yo terminemos en una de las habitaciones teniendo sexo desenfrenado— ¿Por qué dijo eso? Anke comprendió a Lu y al resto de las féminas de China. El aspecto de Zhan se favorecía cuando éste se enojaba, se veía aún más sensual, tristemente para Anke tenía que seguir siendo repugnante, porque era el novio de su mejor amiga.
—¿En dónde está Lu? ¿Por qué no está contigo?— Preguntó el pelinegro e ignoró lo último que salió de la boca de la chica
—Debe de estar en la recámara, no está conmigo porque no pienso estar igual de aburrida allá arriba— Levantó los hombros.
—Vengo de allá y no está, necesito hablar con ella.
—A sus órdenes, patrón, deja sacó mi varita mágica para hacerla aparecer frente a tí... LuLu debe de andar por algún lado, tal vez consiguiendo la atención que tú nunca le brindas— Anke sintió una rara satisfacción al reprocharle eso a Zhan.
Zhan no era grato de la amistad de Anke y viceversa. No eran enemigos a muerte, pero desde su punto de vista individual, la presencia del otro era como el fuego, quemaba.
El pelinegro iba darse la vuelta para escapar y no mortificarse con la chica, pero su cabeza reaccionó con más rapidez. Lu y Anke eran mejores amigas, se suponía que no había secretos entre ellas.
—Anke... no me soportas, no te soporto, pero quiero saber qué es esto— Zhan le enseñó los documentos que portaba en las manos.
—Es un sobre...— Contestó obvia. Pero al reconocer las siglas de una clínica en el papel, las pupilas de sus ojos se nublaron e indicaron que algo no estaba bien. Ni con demencia podría olvidar ese folder—... No sé de qué hablas