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Los días en la isla continuaron y seguían sin arreglar sus problemas

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Los días en la isla continuaron y seguían sin arreglar sus problemas. Todos sabían, o al menos presentían, que YangZi regresaría con su tormenta.

Yibo, FanXing y Ziyi salieron de su habitación para ir por comida, con todo lo pasado tener hambre era un milagro.

HaoXuan, JiLi, ZhuoCheng, JiYang, Zhan y HaiKuan estaban cómodamente sentados en la mesa más grande de la
cafetería/restaurante del hotel, sobraban justamente tres lugares.

HaoXuan levantó y agitó su brazo en cuánto vio que sus favoritos llegaron a dicho lugar.

—¡Hey! ¡Creí que se quedarían por toda una eternidad allá arriba!— Hao exclamó alegremente. “Alegres” era lo que menos debían estar, pero así solía ser HaoXuan, esa era su personalidad.

—Bueno, en algún momento teníamos que bajar por comida— Replicó Yibo encogiéndose de hombros.

—¿Por qué no se sientan aquí con nosotros?— Ofreció Xiao, aunque su insinuación fue solamente para su novio.

—¡Zhan! ¡Gracias a Dios estás aquí!— No hace falta aclarar a qué parásito le pertenece ese enunciado.

—¡Ay! ¡Dígame que es una puta broma!— Comentó JiLi con el volúmen suficientemente alto para que YangZi lo escuchara.

—Yo solo te diré que estábamos tan bien!— ZhuoCheng le respondió.

La herida aún estaba en proceso de cicatrización, pero definitivamente ella no aprendía de las lecciones que le otrorgaba la vida.

YangZi se integró al territorio en donde no era bienvenida y se pegó a Zhan, abrazándolo de todas las formas posibles.

Yibo sabía que estaba cayendo en una de sus tontas provocaciones, su sangre hervía energéticamente, pero de alguna manera controló sus impulsos. 

El pelinegro se liberó de los brazos perfumados de su amiga, luego esta se apresuró a besar la mejilla de cada uno de los chicos sentados en esa mesa.

—¡YangZi!— Se quejó —¿De verdad era tan necesaria tu demostración de cariño?— Replicó HaiKuan limpiando los restos de lápiz labial de su mejilla.

—¡Qué asco!— Exclamó JiYang, imitando el acto de HaiKuan.

Los comentarios no fueron dignos de su afectación. Cuando se acercó a Yibo, fue como un “nuevo comienzo”, la lista de cuentas parecía olvidada. 

—¡Querido! ¿Podrías ir a pedir un Sándwich y un zumo de naranja para mí?— Sonrió y luego, sin ser invitada, se sentó en la silla vacía al lado izquierdo de Xiao.

—Si quieres comer ve y busca tu propia comida— Respondió Ziyi.

—Ziyi, no importa— Mencionó Yibo, dejando una sorpresa atónita y caminó hacia la recepción del restaurante.

𝐓𝐡𝐞 𝐁𝐚𝐛𝐲𝐬𝐢𝐭𝐭𝐞𝐫|| 𝚉𝚑𝚊𝚗𝚈𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora