Trasladarnos hasta mi oficina nos toma solo algunos minutos, al ingresar ya no es visible nada de lo que Uriel ha descrito que han montado, aunque tampoco disponemos de mucho tiempo para charlar sobre lo ocurrido. No es hasta algunas horas más tarde que discutimos el tema a detalle. Anisa, Uriel, Rafael e Irvin se encuentran presentes, cada uno ha indagado a su manera. Sin embargo, no es una sorpresa que nuevamente no haya pistas, ni siquiera rastros de quien ha hecho esto, cosa que es frustrante para todos. Especialmente para Uriel.
―Esto no tiene sentido. ―Sacude la cabeza con disgusto―. Si fuera un humano habría algún rastro, aunque fuera mínimo, pero no hay nada.
―Tal vez sea un fantasma ―murmura Rafael, aunque en esta ocasión su comentario carece de humor. Él también esta inquieto.
Y es que tal como Uriel ha dicho, si fuera un humano tendría que existir un rastro, aunque fuera muy pequeño. Pero ni siquiera Irina ha podido percibir algo y ella es la mejor en ese campo.
―No creo en los fantasmas, pero tal parece que nos enfrentamos a uno. ¿Alguna sugerencia?
―No hay mucho que hacer sin tener certeza, lo único que podemos hacer es mantenernos alertas. ―Nadie le culpa, pero esto recae sobre él, por eso se muestra tan disgustado.
―¿Piensas que esto se repetirá? ―Rafael no parece convencido, pero para mí es bastante claro que esto no es un evento al azar.
La interrogante es: ¿Quién esta detrás?
No descarto los humanos, porque que no lo hayan hecho antes, no significa que no podrían hacerlo. No obstante, me inclino a pensar que se trata de un fundador.
―No importa quien sea, es claro sobre quién van. ―Hay una tensión en cada uno de sus rostros y quizás es mi culpa, porque nunca antes me importó que tuvieran una visión fácil sobre mí.
Mi fuerte no son las espadas, aunque eso no significa que simplemente puedan hacerme a un lado. Lo habría hecho antes, pero no ahora.
―No deberías decirlo tan tranquilo ―recrimina Uriel.
―Está bien. ―Sostengo la mirada a Uriel, quien, además de Anisa, parece ser el más disgustado con la situación―. Quiero que mantengan la vigilancia y continúes con la guardia. ―Tenía un poco de dudas sobre algo ocurriendo con la guardia, pero ya no estoy tan seguro.
―No tienes que decirlo. ―No soy el único que piensa que hay algo más sucediendo dentro del muro y esto no puede ser obra de los humanos.
El muro, para una persona normal podría lucir como un laberinto, sin embargo, no hay forma en que para un vampiro pasen eventos desapercibidos.
Es justo por los sensibles sentidos que los materiales están reforzados, para intentar minimizar los sonidos. Solo existen un par de excepciones cuyas paredes no significan nada.
―Confío en ti ―afirmo, porque sé que no le gusta ser cuestionado. Sin embargo, debe haber alguien involucrado para que las cosas simplemente ocurran delante de nuestros ojos―. Por ahora, es mejor volver.
―Deberías hacer lo mismo, no demores demasiado ―dice antes de marcharse, como el resto.
Es solo Anisa quien permanece dentro de la estancia. Ambos sabemos que tenemos una conversación pendiente.
"No tengo nada que decir a mi favor", inicia apenas la puerta se cierra. "No daré excusas por lo que hice y aceptare cualquier castigo que considere necesario".
La contemplo con un poco de cansancio y frustración. Cualquiera que escuchara sus palabras pensaría que soy alguien que suele actuar contra su persona, pero nunca lo he hecho y puesto que fui yo quien la ató a su existencia, jure que nunca la abandonaría.
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ARMEN (Saga la donante #5)
VampireEl otro lado de la historia la donante, narrada por Armen Regan, un vampiro que está cansado de su existencia y que sin embargo, se encontrada en una encrucijada, entre proteger a una simple humana o salvar a los suyos.