Mientras espero que Anisa traiga a la chica, no puedo evitar rememorar las primeras veces que tome sangre directamente de la vena, no fueron las únicas, pero si una auténtica pesadilla, tanto que me horrorizaron y marcaron, haciendo que desistiera de beber directamente. Debido a que en esos años el desarrollo de sangre artificial aun estaba lejos, tome sangre de algunos fundadores y subalternos, todo bajo la supervisión de Henryk que conocía mi disgusto por lastimar a los humanos. Fue él quien me mostró como controlar la sed y es que sobra decir que Darius no se molestó conmigo, simplemente me trasformó y dejó en el suelo de aquella pequeña cabaña. Para mi alivio no me obligó a beber de mi madre, como inicialmente había expresado, aunque eso no evitó que la lastimara y la impotencia que sentí esa noche, la cual, me ha acompañado todos estos años.
Después de eso, me trasladó hasta un abandonado sótano, donde me mantuvo varios días, en los que duró mi trasformación, no fue nada agradable, aunque no creo que para alguien lo sea. Es como arder en vida, hay dolor en todas partes y luego simplemente no sientes nada, nada más que la sed de sangre que puede llegar a nublar tu mente. Provocando que prevalezca el instinto sobre la razón y que llegues a cometer atrocidades, durante ese lapso sientes el gozo de probar la sangre tibia y sientes que no puedes saciarte, pero luego solo queda el remordimiento y la culpa, así como la desesperación.
En una ocasión, Darius volvió con un chico, no era mucho mayor que yo y lucia tan aterrado como yo me sentía, porque, aunque quise escapar, la compulsión de sus órdenes me impedía marcharme de ahí, así que cada noche esperaba que volviera. A veces intentaba golpearlo solo para ser arrojado como un muñeco; otras veces luchaba contra la sed, pero nada de eso impedía que los tomara, cuando los dejaba a mi alcance y por mucho tiempo que me resistiera, eso solo aumentaba la locura. En un principio no tenía idea, así que al final tomaba sus vidas, porque cuando la sed se vuelve insoportable, no eres mas que puro instinto, no hay razón, no hay nada que te detenga, excepto sentir el último latido. Y cuando volvía en sí, me encontraba con el horror.
Estuve así por varios meses, hasta que una noche conseguí escapar, supongo que Darius planeaba cazarme, como a veces hacía, por simple placer, no obstante, él no contaba con que encontraría a Henryk.
―Hijo de Klaus ―pronunció al verme. Estaba desesperado, quería huir, pero su voz era tranquila, así como su expresión, aunque lo que más me sorprendió, fue que pronunciara el nombre de mi padre.
―¿Conociste a mi padre? ―balbucee tambaleándome ligeramente, mis pasos inseguros por la desconfianza y la falta de alimento. Aunque la sed tomaba todo el control, continuaba resistiéndome a las órdenes de Darius y al hecho de tomar una vida distinta cada noche―. ¿Quién eres? ―No había duda de que era un vampiro, un fundador. Sus ojos del mismo tono intenso que los de Darius lo confirmaba.
Él no reaccionó a la brusquedad de mis palabras, simplemente me observó, con la expresión serena que aprendí a imitar con los años. No era solo apariencia, Henryk Regan era una de las personas más pacientes y tranquilas que he conocido.
―Soy quien convirtió a Klaus.
Mi padre había hablado de él, en muchas ocasiones, aunque nunca comprendí porque nunca recurrió a su ayuda, no en ese momento, porque después tuvo sentido. Él había rotó las ordenes de Henryk y temía ser castigado, porque engendrar híbridos estaba prohibido. Él no lo habría hecho, pero mi padre nunca supo eso, quizás, si así hubiera sido, las cosas habrían ocurrido de manera diferente.
»Y alguien que quisiera ayudarte. ―Mire fijamente el rostro de Henryk, alguien con varios años mayor y definitivamente mucho más fuerte que yo. Podía sentir la misma compulsión que con Darius, solo que él no parecía interesado en ello.
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ARMEN (Saga la donante #5)
VampireEl otro lado de la historia la donante, narrada por Armen Regan, un vampiro que está cansado de su existencia y que sin embargo, se encontrada en una encrucijada, entre proteger a una simple humana o salvar a los suyos.