Capítulo 16

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Su presencia termina de romper el estado aletargado en que me encontraba, veo y percibo el destello de disgusto en Anisa mientras la observa, pero simplemente le ordeno se retire y ella obedece, mientras Irina conduce a Gema hasta su asiento. Ella parecía estar a punto de salir corriendo. Me alivia que Irina haya actuado, ya que a pesar de que odiar la posibilidad de que se marchara, sería incapaz de ir tras ella.

Soy más que consciente de lo que podría sentir una persona si un vampiro hambriento como yo fuera detrás.

―¿Quiere más vino, señor? ―pregunta Irina, con sorprendente serenidad.

Rechazo el ofrecimiento, intentando aparentar tranquilidad, pero Gema continua tan tensa, sin mirarme, por lo que finalmente opto por marcharme.

"Señor", la voz de Anisa es carente de emoción. "Estoy a su disposición", me hace saber mentalmente.

"Gracias. Puedes descansar". Aunque no hay rastros de malestar, prefiero que sea Irina quien acompañe a Gema y se asegure de que regresa a su habitación.

Anisa entiende mi respuesta, aunque no esté conforme, sigue pensando que no debería estar son alimentarme, sin embargo, no insiste.

Termino encerrándome en mi habitación, estoy lo suficientemente agotado como para quedarme en cama, aunque la sed es como un grillete al rojo vivo que se cierra alrededor de mi garganta. El malestar me impide conciliar el sueño, ese sueño que no hace mucho tiempo no se acompaña de alivio.

۞

Me obligo a mantenerme alejado de su puerta y abandono la residencia a primera hora de la mañana, hay demasiadas ocupaciones para distraerme, de modo que al volver lo que menos imagino es encontrarla en la sala. Mi primera impresión es que no se ha percatado de la hora de mi acostumbrado regreso y que se marchara de inmediato, pero no lo hace.

―Hola. ―Su voz suena insegura y por segunda vez me muestra una expresión diferente a lo habitual.

No es ese temor, repudio o malestar, que he aprendido a asociar con los de mi especie.

Avanzo sin responder su saludo, intrigado porque sea ella quien ha buscado un encuentro, suponía que era mejor mantener la distancia, especialmente tras lo ocurrido anoche en el comedor.

―Bueno... ―titubea, estrujando su vestimenta con manos inquietas. Eso me hace notar que aunque dispone de una variedad de vestidos, siempre opta por los más sencillos y en colores pálidos―. Yo... ―Hace una pausa, como si esperara que hablara, pero estoy demasiado atento a cada uno de sus gestos y quizás, solo un poco disfrutando verla nerviosa.

Quiero obtener más de ella, algo más que la obligación o esa lucha que parece lidiar al darme la cara y permanecer aquí. Realmente me gustaría que estuviera por voluntad propia, pero eso es pedir demasiado.

―Solo quería decirte, que... puedes hacerlo ―las palabras emergen apresuradamente, pero ella no retrocede, es como si lo hubiera considerado demasiado las cosas.

―¿Qué cosa? ―pregunto, fingiendo no entender a qué se refiere, aunque lo hago. Estoy encantado por lo agitado que suena su corazón y como mordisquea sus labios.

―Beber. ―Se trata de apenas un susurro, pero no tengo problemas para escucharlo.

―¿Estás segura? ―A pesar de que la sola mención me hace agua la boca, no pienso precipitarme. He estado en peores circunstancias, de modo que no pienso arrojarme como un animal sobre ella.

No solo porque ahora me importa la impresión que tenga de mi persona, sino porque no es algo propio de mí.

Jure que no volvería a tomar sangre de inocentes y aunque Gema estaría en la cabeza del listado, realmente la deseo, lo implica que debo luchar contra mis instintos y tener el control.

ARMEN (Saga la donante #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora