Su respiración es lenta y constante, elevando ligeramente su pecho. Gema duerme profundamente completamente ajena a mi mirada y al mechón de pelo que froto entre mis dedos. Me gusta su pelo, tiene el color del sol, verla es como mirar un amanecer y en conjunto sus ojos parecen reflejar el cielo. Desearía que su mirada dejara de mostrar temor, algo que, dado nuestro último encuentro, es realmente imposible.
A pesar de permanecer toda la noche velando de su sueño, me siento renuente a depositarla en la cama y abandonar su habitación, pero debo hacerlo pronto, el amanecer ha comenzado a despuntar y ella no demorara en despertar. Tal parece que sus viejas costumbres no han desaparecido, cosa que me hace sentir curioso por el tipo de vida que ha llevado.
Finalmente, la acomodo sobre las mantas y cubro, ella da un suspiro y frota su cara contra la almohada, soy incapaz de resistirme a tocar su rostro, retirando un poco de su pelo que amenazaba con enredarse en sus pestañas.
Ella es tan hermosa. He visto muchos rostros, muchos provistos de esa belleza que la inmortalidad regala, pero ninguno tiene el mismo efecto que el suyo en mí.
Me alivia ver que su semblante luce mejor. Sus sueños fueron pacíficos, un alivio después de ver el estado en que se encontraba cuando entre. En parte porque tuve que influir ligeramente en ella, con ese tan conocido encanto que tienen los vampiros, pero no deseo hacerlo de nuevo y dudo que ella quiera verme. Realmente me gustaría saber que ha visto en sus sueños, pero lo más probable es que yo sea justamente la razón de su terror.
Tras cambiarme de ropa, me marcho, dejando instrucciones a Irina para que cuide de Gema y me notifique cualquier cosa, si ella considera excesivo mi interés no lo hace notar. Así como ninguna de las dos hace saber que notaron donde pase la noche.
۞
―No tienes buena cara. ―Ignoró las palabras de Rafael y continúo revisando los reportes de la guardia―. Últimamente has estado inmerso en los asuntos de la ciudad, incluso el más pequeño de ellos, parece ser algo urgente de solucionar, tanto que pasas todo el día por aquí, alguien podría pensar que es debido a ello que luces cansado, pero no creo que tu estado se deba a el agotamiento, sino a otro motivo...
―Zayn...
―Además, solo me llamas así cuando eres formal o cuando estás molesto, lo que es prácticamente... casi nunca.
Dejo caer los documentos, olvidándome de las letras que inútilmente he tratado de comprender en vano y lo miro. Por alguna razón siempre es él quien adivina mi estado de ánimo. O es tal vez que no teme expresarlo, Haros suele tener algo que hacer cuando no estoy en mis mejores días y se marcha.
―No has bebido y por eso no tienes buen semblante. Y antes de que repliques, déjame decirte que no tienes porque privarte si haces pequeñas tomas. Incluso puedes beber todas las noches, nuestros cuerpos parecen disfrutar simplemente de la experiencia.
―Eso...
―No la matara, si es lo que te preocupa y menos si se mantiene bajo los cuidados correspondientes. Algo que sin duda no pasarías por alto.
«Ese es el problema», pienso evitando hacer una mueca.
No solo precipite las cosas y las realice de la manera incorrecta, sino no he podido asegurar su bienestar. Irina ha tenido que insistir para que Gema pruebe alimento y yo he hecho lo único que puedo hacer, darle espacio.
Pero es un hecho que mi cabeza parece ausente, creí que Rafael no lo notaria, porque me he concentrado en las quejas y solicitudes que día a día los fundadores hacen.
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ARMEN (Saga la donante #5)
VampireEl otro lado de la historia la donante, narrada por Armen Regan, un vampiro que está cansado de su existencia y que sin embargo, se encontrada en una encrucijada, entre proteger a una simple humana o salvar a los suyos.