Capítulo 22

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Siempre he sido tolerante, ninguno de los debates sin sentido que gustan armar Uriel y Rafael consiguen hacerme reaccionar de un modo negativo; tampoco lo hacen los problemas que se presentan en la ciudad, sin importar que tan absurdos puedan resultar. No obstante, Uriel ha puesto a prueba mi paciencia todo el día, sus comentarios sarcásticos y miradas atentas, no se detuvieron sin importar que hubiera alguien más presente o incluso cuando se encontraba en mitad de una sesión de entrenamiento. Ha actuado como si buscara alguna señal en mi rostro. Lo peor de todo su comportamiento, es que Rafael ha terminado por notarlo y aunque he insistido en que no hay nada mal, ambos se han mantenido vigilantes.

Saben que ocurre algo. No existen muchas cosas que logren inquietarme, no hasta que llegó ella, así que no han tenido que pensar demasiado para conocer el motivo. He compartido muchas cosas con ellos desde que nos conocimos y especialmente tras la partida de mi padre; he atendido a sus opiniones y planes, pero Gema es algo demasiado preciado, que no deseo hacerles saber. No aún.

Ingreso al comedor, este momento se ha convertido casi en una rutina y supone para mí la oportunidad de verla, sin ser molesto. Ella aún no se encuentra aquí, lo que me permite observarla mientras desciende la escalinata.

Su rostro tiene buen aspecto y ella no se muestra recelosa como en las primeras ocasiones que ocupamos esta estancia. Solía estar tan tensa que casi no probaba bocado o evitar mi mirada concentrándose en su comida.

Espero hasta que ha ocupado su asiento para formular la pregunta que me ha mantenido intranquilo.

―¿Cómo te sientes? ―Hace una mueca, reflejando lo poco que le gusta, aunque con rapidez intenta cambiar su rostro. Para mí resultan fascinantes cada uno de sus gestos.

―Bien ―contesta, manteniendo una pequeña arrugan entre sus cejas.

Ella tiene temperamento, uno que ha demostrado desde nuestro primer encuentro y que incluso me impulsa a actuar de forma infantil, deseando ver sus reacciones.

Aunque en este momento no se trata únicamente de eso, sino de su bienestar, he tenido que marcharme demasiado pronto esta mañana. Quiero saber más y hacerle comprender la importancia que tiene lo ocurrido, pero no puedo indagar más, no es posible en este momento.

¿Qué hacen ellos aquí?

Me tenso cuando los siento acercarse, fijando mi atención en la alto de la calera. No puedo sacar a Gema, aunque la idea cruza mi mente. Eso sería extraño y quizás la altere. Aunque su presencia tampoco es la mejor opción.

Quiero cuestionar a Anisa, por haberles permitido la entrada, pero yo mejor que nadie sabe que es imposible detenerlos.

―Llegamos justo para la cena ―ironiza Uriel apareciendo, desde luego que conoce el poco uso que suelo darle al comedor.

Gema vuelve el rostro, mirando por encima de su hombro, observa a los dos descender, porque Uriel no ha venido solo.

―¿Qué hacen aquí? ―cuestiono en voz alta, con más brusquedad de la deseada. "¿Por qué has traído a Rafael?", inquiero mentalmente a Uriel, sintiéndome un poco irritado.

"Al igual que yo, siente curiosidad y esto es realmente interesante". No me gusta la forma sarcástica como lo expresa.

Anisa siempre me hace saber sus opiniones y no oculta su disgusto, por lo que no debo adivinar lo que hará, pero con ellos nunca puedo estar seguro. Y que pongan su atención en ella no me gusta.

"No cruces la línea", advierto aproximándome hasta donde se encuentra sentada aun, tratando de bloqueándola de su vista.

―Tranquilo. Solo vinimos a charlar, ¿verdad, Rafael? ―No sé a qué se refiere, pero no me gusta la manera es que sus ojos brillan, como si acabara de descubrir algo demasiado interesante.

ARMEN (Saga la donante #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora