Capítulo 18

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Estoy lejos de tener el control respecto a lo que beber sangre se refiere, fue una acción que realmente he odiado y a la cual me negué por mucho tiempo, sin embargo, hay algo que me obliga a ser cuidadoso con ella. No quiero lastimarla, tampoco quiero que el temor aumente y se refleje en su mirada. Aun en mi frenesí soy consciente de no rebasar el limite y tal como dijo Rafael, sin duda es mejor si no dejo pasar demasiado tiempo.

Me muevo despacio, sin mostrar mi sentir, mis deseos o ansias.

Gema mantiene la mirada en el techo, mientras me aproximo, incluso lo hace cuando suspendo mi cuerpo sobre el suyo.

Es casi instintivo aspirar el aroma de su piel, mezclado con su sangre. No podría explicar lo atrayente que resulta.

―Relájate ―digo en voz baja buscando influenciarla ligeramente, esperando tranquilizarla―. Gema. ―Su nombre es un susurro, antes de presionar mi boca sobre su cuello.

Me gusta la forma en que esa pequeña acción afecta su respiración, así que la repito y soy recompensado por un pequeño aumento en el ritmo de su corazón. Me mantengo atento a su lenguaje corporal, a sus expresiones, buscando alguna señal de incomodidad.

Espero un instante, antes de pasar la punta de mi lengua sobre el punto correcto, asegurándome de que no sienta demasiado dolor. Las puntas de mis colmillos se alargan casi al instante y me encuentro probando su sangre un segundo después.

La experiencia es igual o incluso más estimulante que la ocasión anterior y es el ligero estremecimiento de su cuerpo me hace saber que los efectos de mi saliva han actuado.

Sus manos se aferran a mis hombros, su pecho elevándose debajo de mí, antes de moverse hasta mi nuca. Contrario a lo esperado, ella se aferra a mí, como si buscara acércame más a ella.

No soy consciente de como mis manos se mueven por sus costados, hasta que emite un pequeño gemido.

―Eres tan dulce. ―Arrastro mi lengua por su piel borrando toda huella de su sangre y buscando aliviar la molestia que la herida podría generar, pero ella demasiado tiembla y el golpeteo de su corazón continua un ritmo frenético, lo que me hace mirar su rostro. He estado tan inmerso en alimentarme―. ¿Estás bien?

El ligero perfume de su deseo me golpea con fuerza tomándome completamente por sorpresa, es casi como si hubiera sido golpeado y me quedara sin aire.

Ella eleva la parte superior de su cuerpo y para mi completo desconcierto, lleva su boca hasta la mía.

Es solo un roce de labios, pero ante mi estupor, ella repite la acción, esta vez profundizando el beso y luego la punta de su lengua toca mi boca, despertando un deseo tan intenso que no razono.

Uso mi propia lengua para separar sus labios, tomando el control del beso.

No soy experto, pero conozco la mecánica de un beso y ella es tan dócil y moldeable.

Mis manos no se quedan quietan, moldean su figura de un modo ansioso, como si quisiera grabarla, como si quisiera desnudarla...

El pensamiento es lo suficiente alarmante para hacerme reaccionar.

Me aparto tan rápido que ella demora un instante en abrir los ojos y mirarme. Parece totalmente desconcertada, su boca húmeda por mi beso, sus mejillas sonrojadas y sus ojos borrosos.

Hay demasiadas emociones en sus ojos, pero reconozco la principal de ella.

Deseo.

¿Qué demonios he hecho? ¿Qué he estado a punto de hacerle?

ARMEN (Saga la donante #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora