8. Donde hubo fuego

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Al término de las clases, Takuya intentó buscar a Sussie para pedirle una explicación. Por desgracia, la vio saliendo de la mano y muy risueña con su novio, lo que le despertó un sentimiento bastante nuevo y desagradable. Tal vez él... sentía ¿odio? Su respiración estaba agitada y sentía un inminente deseo de patear algo. No quería estar enojado, pero no entendía cómo algo que debía sentirse tan bien, podría ahora ser ese horrible nudo en la garganta que lo asfixiaba y enloquecía. Seguramente Sussie estaba jugando, pero ¿por qué ahora? No, la pregunta es por qué lo está haciendo otra vez, ¿no dijo que seríamos amigos y que olvidaríamos absolutamente todo? ¿Por qué me está haciendo esto? Demonios.

La práctica de fútbol era la mejor forma de aliviar un poco su malestar, a pesar de estar totalmente desconcentrado, pateaba el balón como si de esa forma fuera a destrozar el arco. No estaba interesado en su equipo como solía estarlo y todos lo notaban. ¡Mierda! Nunca se había sentido de esa manera antes y realmente necesitaba calmarse un poco.

Entrenador: Tómense cinco minutos

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Entrenador: Tómense cinco minutos. Takuya, ven aquí.

Takuya: (mierda y ahora qué quiere... ) ¿me llamó, señor?

Entrenador: ¿qué demonios estás haciendo? ¡Nunca lo habías hecho tan mal!

Takuya: (mirando al suelo) Lo siento, señor. Lo haré mejor esta vez...

Entrenador: Me preocupas, nunca te había visto tan... desconcentrado y la forma en que pateabas el balón... Creo que algo te tiene molesto y tienes que resolverlo. O nos harás perder a todos.

Takuya: (seguía viendo al piso y trataba de mantenerse calmado, pero un par de lágrimas brotaban de sus ojos) Está bien, señor. Esta vez lo haré...

Entrenador: vete a casa por hoy. Necesitas relajarte.

Takuya: ¡Pero, señor...!

Entrenador: ¡Sin peros! Mañana lo harás mejor. Confío en ti, Kanbara.

Mierda. ¡Ah! No puedo creer que me echó. Pero el entrenador tiene razón. Debo resolver esto. Sentía el corazón agitado y no estaba pensando con claridad así que corrí lo más rápido que pude hasta la casa de Sussie. No me iba a quedar tranquilo con lo que sucedió.

Toqué el timbre un par de veces y nadie salió. Comencé a llamarla a gritos mientras tocaba el timbre repetidas veces. Tal vez no hay nadie, pensé y decidí marcharme a casa. De pronto siento que se abre la puerta detrás mío y al voltear noté la figura de la chica en su pijama.

Sussie: ¿Qué quieres Takuya? Estaba durmiendo, lo siento.

Takuya: (Mi corazón se detuvo por un segundo al verla vestida así) Sussie...

Sussie: ¿Está todo bien? ¿Quieres pasar? Te ves agotado, ¿vienes del entrenamiento? (sonrió amablemente y acarició mi cabello)

Takuya: Yo... sí, es decir vengo de allá... este... (dios... por qué es tan amable...) debemos hablar.

A través de la distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora