10. La cita de Zoe

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Luego de caminar algunos minutos para encontrarse con Lucio, finalmente dio con él. El italiano la llevó a un fino restaurante para el que tenía reservaciones donde servían la comida favorita de Zoe, el ambiente era agradable y él traía un brillo especial en sus ojos, que honestamente impresionó a la rubia. Se preguntaba si luego de esa discusión por teléfono, él no estaría molesto. Se le hacía extraño que incluso luciera alegre y no podía con su conciencia luego de haberle dicho esas cosas horribles antes de encontrarse, así que preguntó:

Zoe: Oye...

Lucio: ¿Qué sucede preciosa?

Zoe: (dudó un poco si al preguntar  se arruinaría el ánimo tan entusiasta de Lucio pero no podía dejar las cosas así y fingir como si nada hubiera pasado) ¿Es

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Zoe: (dudó un poco si al preguntar se arruinaría el ánimo tan entusiasta de Lucio pero no podía dejar las cosas así y fingir como si nada hubiera pasado) ¿Es... está todo bien?

Lucio: ¿Por qué lo preguntas? ¿Te incomoda algo?

Zoe: (al parecer nunca había visto a su novio con esa tranquilidad y alegría) Digo... yo te grité... por el teléfono y...

Lucio: ¿Quieres volver a gritarme? (rió de forma sarcástica) Te entiendo, estabas molesta, pero ya se te pasó, ¿no? Ahora disfrutemos de esta cena porque no hay nada peor que la comida helada.

Zoe: (lo miró asombrada) De... de acuerdo...

La chica sentía que algo no estaba bien en todo lo que su novio decía. Esa extraña calma y ese interés por comer rápido, se le hizo... extraño. Hasta un poco desagradable. "Pero ya se te pasó..." Algo la molestaba de esa frase, no era como que ella quisiera discutir con él pero... no podía ver bien qué estaba mal. Decidió guardar silencio y seguir el consejo de su novio, así que comenzó a comer, intentando simular una sonrisa y seguir la corriente positiva que Lucio había instalado.

De pronto el celular del chico se encendió y al verlo, sonrió más evidentemente. Ahora sí se preocupó. Su mente se fue a un lugar oscuro donde existía todo tipo de posibilidades, buenas y malas pero rápidamente ganaban fuerza las ideas negativas y agachó su mirada, por miedo a preguntarle. No quería parecer celosa o ser muy entrometida, aunque no habían dicho una palabra en toda la cena y eso causaba una gran tristeza en su corazón.

Zoe: Lucio... ¿Por qué no me avisaste que llegarías tarde?

Lucio: Es que no me gustan las excusas. Prefiero ir directamente a la solución.

Zoe: Pero, yo te estuve esperando todo ese tiempo, es decir... no era necesaria una excusa pero tal vez un aviso, para no estar perdiendo mi tiempo.

Lucio: ¿Ahora esperar a tu novio es una pérdida de tiempo? Además, no fue necesario, fuiste a esa fiesta, ¿verdad? ¿te divertiste?

Zoe: Sí... pero te esperé muchísimo...

Lucio: La próxima vez busca algo mejor que hacer con tu tiempo mientras esperas, ¿no?

Zoe: (sintió un fuerte calor subir por su cara) ¿La próxima vez? No me digas que eres tan idio... (guardó silencio antes de que la rabia se apoderara de sus palabras).

A través de la distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora