Todos se habían sentado a la mesa y el aroma de la comida inundaba los sentidos. Se percibía esa alegría de compartir una deliciosa cena con tus seres queridos y bueno... yo también estaba ahí. Los ojos del padre de Zoe no dejaban de observar cada cosa que hacía y me sentía bastante nervioso. La madre de Zoe recordaba momentos de la infancia de su única hija, que si bien eran bastante tiernos, a Zoe le provocaba mucha vergüenza y le pidió que por favor dejara de repetir esas anécdotas cada vez que alguien cercano a ella conocía a sus padres.
Sr. Orimoto: Entonces, Lucio... ¿Ya sabes lo que estudiarás en la universidad?
Takuya: Este...
Sra. Orimoto: Querido, no lo agobies con esas cosas. Háblanos de algo más divertido. ¿Te gusta el fútbol, verdad?
Takuya: Sí, muchísimo.
Zoe: Tak... Lucio es un gran jugador. Yo fui a verlo a un par de partidos.
Sr. Orimoto: Ay, recuerdo esos tiempos de juventud, cuando tu madre asistía a mis partidos...
Sra. Orimoto: Qué tiempos... Recuerdo que siempre me dedicabas tus goles...
Zoe: ¿En serio, papá? ¡Qué lindo detalle! (respondió sonrojada pero muy emocionada, mirándome de reojo).
Sr. Orimoto: Claro, todos debían saber que ella me inspiraba... ¿Quién diría que se convertiría en la madre de mi hija? Jajaja.
Sra. Orimoto: Pues yo siempre lo supe.
Zoe: Ay, por Dios... están avergonzando a los invitados...
Takuya: Jajaja creo que es muy lindo... (sonreí avergonzado pero con franqueza).
En cierta forma, ver a los padres de Zoe divertirse de esa forma, me ponía muy contento pero además me causaba cierta nostalgia. Ya llevaba un tiempo lejos de mis padres y realmente extrañaba mi hogar. Tal vez Shinya ahora se burlaría de alguien, le encanta mofarse o tal vez mi mamá halagaría Sussie por su cabello. Pero cuando regresara a Japón ya no volvería a vivir eso. Odio pensar en Sussie pero tengo muchos recuerdos con ella. No puedo simplemente sacarla de mi mente de un segundo a otro y menos ahora que estos señores hablan de una vida juntos ya que varias veces creí que Sussie podría ser ese amor adolescente con quien avanzaría hasta formar una familia y tal vez más... pero esas cosas, aunque posibles, son bastante extrañas.
Demonios, Zoe ya notó que algo anda mal, quizás se notan mis emociones en mi cara pero ella tomó mi mano bajo la mesa y me sonrió. Su forma de animarme era bastante sutil y realmente funcionaba. Cuando me pude percatar, el padre de Zoe me hablaba de boletos para ver un juego de fútbol.
Sr. Orimoto: ¿Qué dices? Zoe siempre asiste conmigo pero esta vez yo no podré acompañarla. Mi trabajo es cada vez más demandante y necesito que alguien la cuide por mí...
Zoe: Oh, papá... no necesito que Lucio me acompañe. Soy una chica independiente. Si quiero ir al juego, puedo ir por mi cuenta...
Takuya: Me encantaría ir contigo... si tú quieres, por supuesto. Tranquila, no iré como tu chaperón.
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A través de la distancia
Teen FictionTakuya, un adolescente japonés de 16 años, vivía una vida común hasta que gracias a un proyecto escolar se hace amigo virtual de una chica italiana que vive al otro lado del mundo.