Aún no podía creer todo lo que estaba sucediendo. Acabábamos de ganar la final del campeonato en Italia. Era todo un sueño hecho realidad y sentía como si fuera a explotar de emoción. Mis compañeros se sentían igual, todos estaban gritando y saltando como locos en medio de la cancha y algunos también felicitaban a los del equipo oponente. Pero no sé si soy yo o la vida tiene una forma de hacerme sentir algo decepcionado incluso en los momentos más brillantes porque Zoe nunca llegó a verme.
Realmente necesitaba una explicación, por último si ella ya no quería saber de mí, necesitaba oírlo de su boca y no cargar con este montón de dudas sobre su ausencia. Demonios... Realmente quería celebrar esta victoria con mi equipo pero esto lo tenía que saldar esta noche.
Al regresar al hotel, había un gran banquete preparado para todo el equipo y las animadoras. Cada uno había puesto su esfuerzo en eso y ya era tiempo de disfrutar de nuestra victoria. De igual manera, comí rápido para salir a buscar a Zoe porque con toda la incertidumbre, mi estómago no quería abrirse para recibir algo nuevo. Pero apenas me paré de la silla para irme, mis compañeros comenzaron a gritar que no me fuera, que celebrara con ellos, que era nuestra noche y la verdad, tenían razón pero por un simple motivo no lo estaba disfrutando.
Prometí regresar de inmediato y fui hacia la salida pero en mi camino me atrapó el entrenador, para felicitarme una vez más. Esta vez me pidió que lo acompañara a una oficina dentro del hotel donde nos esperaba un señor que creía haber visto antes.
Entrenador: ¡Francesco! ¡Gracias por venir hasta acá! Aquí traigo al chico. (comentó emocionado).
Francesco: Takuya! ¿Te acuerdas de mí?
Takuya: (lo miré con mucha atención y lo recordé) ¡Sí! ¡Mucho gusto, señor!
Entrenador: (Hace una reverencia típica japonesa)
Francesco: (Dándome la mano) Toma asiento, tenemos mucho de qué hablar.
Estuvimos en la oficina por un largo rato. El entrenador no dejaba de comentar lo orgulloso que estaba de mi desempeño y de mí, como persona. Era extraño recibir tantos cumplidos de mi entrenador y más delante de un hombre tan importante como el visor de uno de los equipos más importantes de Milán. Luego de muchas conversaciones que casi no entendí, por fin me dejaron libre. Fue lindo que me llamaran para felicitarme pero realmente quería ver a Zoe.
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A través de la distancia
Teen FictionTakuya, un adolescente japonés de 16 años, vivía una vida común hasta que gracias a un proyecto escolar se hace amigo virtual de una chica italiana que vive al otro lado del mundo.