Sam (George Weasley) (+18)

•hirviendo•

⚠️ Mención de suicidio⚠️

Era hora se volver a sus respectivos apartamentos y dejar la madriguera, cosa que Sam no estaba preparada para hacer.

Después de haber perdido a su bebé parecía otra persona, como si estuviera en otro sitio. No prestaba atención a casi nada, a penas comia, no hablaba casi nunca y la sensación de vacío estaba presente a casa minuto del día.

- Vamos linda, es hora de irnos. - Habló Lee entrando a la habitación y agarrando la mochila de Sam.

- No quiero Lee... - El chico la miró confundido - No puedo... Estaré sola y...

- No. No estarás sola. Fred y yo estaremos a tu lado, y George también aunque no quieras. - La castaña abrió la boca para replicar pero este no le dejó - Voy a estar contigo, no pienso dejarte sola.

Sin una palabra más, Sam se levantó de la cama y se abalanzó para abrazar a su amigo, el cual la recibió con los brazos abiertos.

- Porfavor, vuelve pronto a visitarme. - Pidió Molly cuando Sam ya se había despedido de todos.

- Claro que si Molly. Recuerda que tenemos que preparar ese pastel que me prometiste. - Las dos rieron y con los ojos cristalizados con las lágrimas amenazando para salir, desapareció junto a Lee a través de la chimenea.

- Hogar dulce hogar.

- Iré a descansar si te parece bien... - Lee asintió y la chica subió a la habitación lanzando los hechizos para silenciar y cerrar el cuarto.

Su cuerpo cayó al suelo desplomado mientras los recuerdos con George pasaban por su mente sin parar. Su imaginación, provocando aquellas imágenes de la familia que podría haber formado si no fuera porque ella no servía para nada, esas eran las palabras que sonaban a todas horas en su cabeza: "no sirves para nada".

Los gritos de la castaña no tardaron en aparecer. Chillaba con todas sus fuerzas mientras sus manos agarraban su pelo con fuerza. Su mente le hacía pasar los peores momentos, con aquellas frases que la hacían querer desparecer.

"George se fue con otra porque tu no eres suficiente"

"Mirate, sigues siendo la misma niña gorda"

"No sirves para nada, ni siquiera para hacer que alguien te quiera"

"Deberias desaparecer para siempre"

'George dejará de esperarte"

"Él debería estar con alguien mejor, por eso te engañó"

"Si tu familia te quisiera estarían aquí contigo"

Y miles de pensamientos horribles pasaban por su mente. Desesperada para hacer que estos callaran, llenó la bañera de agua hirviendo y colocó aquel radio casete que tanto le gustaba, para poner sus canciones favoritas de manera que retumbara por toda la habitación.

Se desnudó y entró lentamente notando el agua hirviendo por todo su cuerpo. Dolía, eran como pequeños trozos de cristales que se le clavan en la piel, pero no era nada comparado con el dolor que llevaba sintiendo desde el engaño de George y la perdida de su bebé.

Consiguió meterse en el agua y ni siquiera una mueca de dolor de formó en su rostro, lo único que hizo fue ver cómo su cuerpo se llenaba de rojo, veía como poco a poco este se iba quemando. Así era como ella se sentía.