CAPITULO 1

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Samuel era el mejor futbolista del equipo, tenía mucho talento en cosas que realmente no le interesan, futbol era la idea de su padre. Esa noche su equipo gano gracias a él, para él un gol fue como la mejor manera de quitarse todo el estrés que está sintiendo: odio hacia su padre, mala fama, frustraciones de su novia que sigue con su empeño de tener relaciones íntimas...

Todo eso le frustra y no lo escondía.

-¡Hermoso, has sido el mejor!

Ari salta sobre brazos de Samuel, lo que le molesta sobre todo cuando se encuentran en mira de todo el colegio y sus padres.

-No acá, por favor – le responde con mucha dureza

-Te tengo una sorpresa.

Ari juega con pelo de Samuel, de inmediato es evidente que Samuel no se siente muy cómodo.

-Lo siento, pero estoy muy agotado.

-Igual te puedo ayudar, masajearte o algo, ya sabes a lo que me refiero.

Samuel bufa frustrado, no quería decirle lo que realmente tiene en mente para no hacerle daño, pero todo lo que estaba guardando le hico querer explotar como una bomba.

-Me voy a casa – dijo con voz tranquila

-Me iré contigo.

Samuel no tenía otra alternativa, sabía lo que podía ocurrir ya que tenia casa para él solo.

Cuando entraron en la habitación ella empieza besarlo locamente, ambos quitando la ropa, ella le busco con mucha desesperación y él no sabía cómo negarse... no por simple deseo de estar con ella sino porque siempre buscaba quedar callado y no decir lo que piensa para no hacerle daño a nadie.

-Ari...

-¿Ahora estas menos agotado?

-Tengo mucho sueño, igual podríamos dejarlo para otro día – dijo al tomar la camiseta

-¿Estas de broma?

Samuel le mira muy serio, se estaba enojando y el no tenía tiempo para esas cosas.

-Llevas días haciéndome lo mismo, ¿Por qué? ¿Acaso... no te pongo? ¿Es eso? ¿Ya no te gusto lo suficiente para acostarte conmigo?

-Me gustas mucho, crecimos juntos, éramos amigos antes de enrollarnos, claro que me gustas.

-¿Hay otra?

-No, no hay otra.

-Ya, pues Guzmán me dijo otra cosa.

-Ese imbécil se estaba bromeando, no te engañe.

-Yo sé que no me engañaste, Samuel... sé que no funcionas muy bien en la cama, que solamente perdimos la virginidad juntos.

-¿Problemas?

-Cada vez que quiere que seamos intimas te retiras como si fuera no se qué...

-No tengo problemas, Ari.

-¿Y porque no te quitas la ropa entonces? ¿Por qué no follamos?

-Estas muy obsesionada con el sexo, ese es el problema.

-Tú también lo estabas, supongo que estando conmigo perdiste el interés.

-Mi papa me está agobiando con muchas cosas, no tengo cabeza para nada, a veces no tengo ganas de nada. El partido de esta noche fue lo único que me quita las ganas de pelearme con mi padre y mandarlo a la mierda, no me deja tocar la guitarra y yo ya no puedo seguir escuchándole.

9 meses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora