Isabella Rosier siempre ha soñado con salir de Hogwarts y dedicarse a lo que más le gusta. Sin embargo, sus padres tienen otros tipos de planes para ella; unir su vida a la de Draco Malfoy.
𝐃𝐨𝐬 𝐚𝐥𝐦𝐚𝐬 𝐜𝐞𝐠𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚 𝐚𝐫𝐫𝐨𝐠𝐚𝐧...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Draco y Bella al llegar a la Mansion Rosier estaba completamente vacía. Una pequeña nota sobre el comedor en donde sus padres informaban que salieron y volverían más tarde: La chica refunfuñó y tiró la nota a la basura, pensando en la gran molestia de tener que pasar más tiempo con su prometido a solas.
— Ellos salieron — informó Bella, mientras se servía un vaso de agua —. No tengo idea adónde fueron, y para cuando regresen. Solamente dicen que volverán más tarde... Tal vez... tal vez, tú puedas volver a tu mansión, no le veo ningún problema a eso.— finalizó Bella, llevándose el vaso de agua a los labios, tomando un pequeño sorbo y dejándolo en el lavaplatos.
— ¿Ellos se fueron? — preguntó Draco. No quería irse a casa, él quería quedarse allí, y molestar a su prometida.
— Si. Eso es lo que dice la nota.— Bella rodeó los ojos con fastidio.
— ¿Eres rápida para enojarte, eh? — Draco se burlo.
— Solamente si estás tú cerca mío.— Bella achico los ojos en dirección a Draco y sonrió sarcásticamente.
— Oh. ¿Entonces te molesto?
— ¡Pues si, eso te estoy diciendo!
— Pero, ¿por qué? Si soy una gran persona. Mi humor es el mejor. Mis chistes son buenísimos. ¿En qué te molesto?
— En existir. Me molesta tu existencia.
— Hechízame.— Draco sonrío con maldad, viéndola fijamente.
— Me encantaría hacerlo.
— Hazlo.
— No. No lo haré, me iré a mi habitación.
— ¿Puedo acompañarte?
— Ni pensarlo.
— Entonces... ¿simplemente te irás a tu habitación y me dejarás aquí, solo?
— Si, eso haré.
— Entonces... ¿no me quieres en tu habitación? — Draco seguia haciendo preguntas juguetonas, solamente para molestar a Bella.
— No te quiero en mi habitación, tampoco en mi casa, y mucho menos en mi vida.
Draco sonrío nuevamente con maldad. Escuchando como su prometida decía y juraba que no quería tenerlo cerca, pero no hacía absolutamente nada para alejarse de él. Cualquier otra persona ya se había marchado, y ni siquiera le hubiese avisado. Pero ella estaba parada frente a él, mirándolo fijamente y respondiendo todas las preguntas estúpidas.— ¿Estás segura de eso?
— Muy segura...— Aseguró Bella.
— ¿Entonces por qué todavía no te has marchado? — Draco se acercó más a ella, tomó un mechón de su cabello, lo envolvió con su dedo y luego lo dejó caer nuevamente sobre el costado de la cara de Bella —. Si hubieses querido... ya no estarías aquí, perdiendo el tiempo conmigo.