055

12.3K 941 468
                                    

B E L L A.

— ¡Bella! — gritó Draco.

Isabella giró un poco la cabeza, viendo a su esposo apareándose del estómago y respirando con dificultad.

Una sonrisa se dibujó en su rostro.

— ¡Falta un poquito más! — le aseguró.

— ¡No puedo más!

— Pero, Draco... — hizo un puchero —, debemos llegar antes del atardecer.

— ¡No puedo! — repitió —. Me duelen los pies. ¡Me cuesta respirar!

— No seas un bebé llorón — se burló—. Falta poco, y valdrá la pena.

— ¿Cuánto más?

— No sé.— admitió con una mueca.

— Volvamos a casa — extendió la mano hacia ella, haciéndole señas para que se acerque —. Vamos.

Se quiso cruzar de brazos, pero la cesta que traía no le permitió. Así que ladeó la cabeza, con una mirada acusadora.

— ¡Valdrá la pena! — repitió—. ¡Por favorcito!

Draco asintió a regañadientes y emprendió nuevamente sus pasos.

Tenían media hora caminando hacia un lugar que conocía Isabella en lo alto de Gran Bretaña.

El pasto era fresco, verde. Habían flores de todos tipos, y el lugar olía de maravilla.

Naturaleza.

Isabella usó la mano para taparse del sol y sonrió.

Cuando llegaron a la cima, Isabella usó un mantel de tela para poder sentarse y que la comida no se ensucié.

Comenzó a sacar todo de la cesta; servilletas, platos cubiertos, vasos y la comida.

Ambos se sentaron, y Bella sirvió cócteles sin alcohol.

Ambos levantaron los vasos y brindaron.

— ¿Qué opinas?

Draco se apoyó sobre su codo, admirando el paisaje.

El cálido viento le daba sobre la cara. El olor fresco del pasto impregnaba su nariz.

Estaban solos, pero no necesitaba más compañía; con Bella estaba completo.

— No está tan mal.

— Un pensamiento por otro pensamiento.

Él asintió.

— Estoy feliz de estar aquí, contigo. Disfrutando el día, el sol, la naturaleza. Estoy feliz de vernos tan bien.

Draco entrecerró un ojo a causa del sol y volteó a ver a Isabella.

— Estoy feliz de haberte conocido.

Unieron sus labios en un dulce beso, y después empezaron a comer.

— Me pregunto cómo bajaremos de aquí...

— Caminando.

— No volveré a caminar.

— ¿Pero qué te cuesta?

— Mis piernas.

— Bueno, te quedas tú aquí.

— No estaría mal — se acostó—. Las estrellas deben verse geniales por la noche.

Bella rebuscó en la cesta y sacó algunas fresas con crema batida.

Arranged marriage. (D.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora