Isabella Rosier siempre ha soñado con salir de Hogwarts y dedicarse a lo que más le gusta. Sin embargo, sus padres tienen otros tipos de planes para ella; unir su vida a la de Draco Malfoy.
𝐃𝐨𝐬 𝐚𝐥𝐦𝐚𝐬 𝐜𝐞𝐠𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚 𝐚𝐫𝐫𝐨𝐠𝐚𝐧...
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Draco se levantó temprano y antes que su madre pudiera decirle nada, desapareció, apareciendo en la casa de los Greengrass.
Draco no sabia exactamente qué era lo que hacia allí. Sabia que era un problema si alguién llegará a verlo. El chisme se difundiría y sus padres lo matarían.
Toco dos veces la puerta y esta se abrió; dejando ver a Daphne Greengrass.— ¿Qué haces aquí, Malfoy?
— Vine a ver a Astoria.
— Astoria está dormida.
— La despertaré.
— No puedes pasar.— Daphne colocó una mano sobre el pecho de Draco, impidiéndole pasar.
— ¿Por qué no?
— Mis padres no quieren verte.
Draco bufo y se pasó las manos por su cabello platino.— No me jodas.— le espetó.
— Eres un idiota. ¿Cómo siquiera te atreves a venir a la casa, cuando estás comprometido con la chica Rosier?
— ¡Estoy comprometido por obligación! ¡Astoria no es ninguna obligación!
Daphne rodeó los ojos, aun sin apartarse de la puerta.— Claro que no es una obligación, es una broma para ti.
— No digas eso. Sabes que amo a Astoria.
— Si la amaras — Daphne enfatizó —. No te casarías.
— ¿Daph... quién es? — la voz de Astoria llego a los oídos de Draco y Daphne, al igual que sus pasos bajando la escalinata.
Daphne una vez más puso los ojos en blanco y se apartó.
— ¡Oh, Draco. No esperaba verte! — chilló Astoria.
— Bueno — Draco sacó la varita de su pantalón, y con un leve movimiento aparecieron unas rosas en sus manos—. Te he traído esto.— sonrío con suficiencia, mientras le entregaba las rosas a Astoria. Astoria risueña y enamorada, tomó las rosas y las olió, para después depositar un pequeño beso sobre los labios de Draco.
— ¡Son tan bonitas, Draco! — Se dio media vuelta entregándole el ramo de rosas a Daphne, y Astoria salio por la puerta —. No esperaba verte hasta la próxima semana.
— No pude aguantarme.— dijo Draco, mientras caminaba junto a su novia.
— ¿Y si alguién nos ve?
— ¿No puedo tener amigas? — Él sonrió burlonamente.
— No quiero que te metas en problemas por mi culpa...