Isabella Rosier siempre ha soñado con salir de Hogwarts y dedicarse a lo que más le gusta. Sin embargo, sus padres tienen otros tipos de planes para ella; unir su vida a la de Draco Malfoy.
𝐃𝐨𝐬 𝐚𝐥𝐦𝐚𝐬 𝐜𝐞𝐠𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚 𝐚𝐫𝐫𝐨𝐠𝐚𝐧...
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— ¿Seguiremos así? — preguntó Draco, tirando su camisa a la cama.
— ¿Cómo? — Bella se volteó a verlo.
— Sin hablarnos.— se rascó la nuca.
— Bueno... ¿así estamos mejor, no?
— ¿Mejor? — frunció el ceño —. Vivimos juntos, dormimos juntos, pero no nos hablamos.
— Por lo menos no nos peleamos todo el tiempo, creo que así está mejor.
— No lo está, Bell... esto apesta.
— No me interesa lo qué tengas que decir, Draco. Esto no cambiará. No puedes humillarme y después pedir perdón... No siempre te perdonaré — Bella se acercó más a Draco —, tal vez Astoria lo hacía, pero yo no soy Astoria. No dejaré que me trates como se te de la gana y después dejarlo pasar.
— No metas a Astoria en esto.
— ¿Ella lo hacía Draco? — ladeó la cabeza un poco —. ¿La tratabas mal y luego te perdonaba? ¿Tan poco amor propio tiene?
— ¿A qué estás jugando? — Draco dio unos pasos hacia adelante, haciendo que Isabella retrocediera, hasta quedar sobre la pared.
— No estoy jugando a nada — Bella tenía el corazón tan acelerado, que temía que draco pudiera escucharlo —, sólo estoy diciendo lo que pienso, tómalo más como una pregunta. ¿Tratabas mal a Astoria, después pedías perdón y ella te perdonaba?
— ¿Crees qué con meter a Astoria en esto... — Draco frunció el ceño y sonrió —... me harás sentir mal? ¿En serio crees eso?
— Bueno, dije que solamente estaba preguntando, ¿te molesta eso? — Bella arqueó las cejas.
— No — curvó sus labios hacia abajo —, no me molesta en obsoluto, tú preguntas, yo contesto — se encogió de hombros —. Nunca trate a Astoria mal, si, teniamos nuestras discusiones... como cualquier pareja.
— ¿Tú sin tratar mal a alguién? No lo creo...
— Yo tampoco, pero qué puedo decirte... Astoria tiene algo.— se dio la vuelta y retrocedió.
—No sé por qué tienes ese tonito...
— ¿Tonito? ¿Qué tipo de tono?
— Ese... Estás hablando como si me importara, tienes ese tono de voz.
— ¿Y te importa? — Draco volteó a verla.
— No en absoluto. ¿Quieres qué me importe?
— No, Isabella... no me impo-
Isabella hizo un mohín, interrumpiendo a Draco.— Mira, ya hemos hablado mucho por hoy, creo que eso fue suficiente.