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Love In The Dark — Adele.

I S A B E L LA.

Una nota, eso era lo único que estaba al lado de Bella, la cual decía: "Te he tenido tantas veces, pero de alguna manera quiero más. Eres mía y yo soy tuyo."

Draco no estaba en su lugar y tampoco en ningún lado de la habitación.

Cuando trato de ponerse en pie, un dolor le atravesó las piernas.

«Draco y su sexo salvaje.»

Gruñó totalmente adolorida y se metió al baño. Después de terminar, bajo las escaleras; dándose cuenta que ni Narcissa, ni Lucius, se encontraban en la mansión.

Lo único que podía escuchar, eran unas voces provenientes de la oficina de su suegro. Comenzó a acercarse lentamente, temiendo interrumpir algo importante.

Pegó una oreja a la puerta y escuchó atentamente.

— Te marcaste su nombre...

— Sí, lo hice.

— ¿A ella también le marcaste tu nombre sobre su piel?

— Sí.

— Conmigo nunca quisiste hacerlo.

— No, no quise.

— ¿Por qué sigues despreciándome?

— ¡Porque no quiero nada contigo!

— Solo te pido una noche... solo una.— había suplica en el tono de voz de la mujer.

— Deja de insistir.

— ¡No puedes seguir haciéndome esto!

— Lo estoy haciendo y lo seguiré haciendo.

— ¡Acepta la realidad, Malfoy!

— Y según tú... ¿cuál es la realidad?

— ¡No la quieres!

— Joder, Pansy. Deja de insistir con eso.

— ¡Tú mismo has dicho, que solamente te acostaste con ella por una carta!

La respiración de Isabella se atascó en su garganta.

— Sí, lo hice. Sin embarg-

Pansy lo corto.— Cuando estabas con Astoria, seguías acostándote conmigo.

— Solo fue una vez. Estaba borracho y me había peleado con Astoria.

— Fueron dos.

— No hubo penetracion en la segunda.

— Pero me tocaste... por todos lados.

— Fue para que dejaras de molestar.

— ¡Estabas excitado!

— Soy hombre, me excito con cualquier cosa.

— Solo un beso.— le pidió.

— ¿Un beso y dejarás de molestar?

— Sí, solamente uno.

Se escucharon pasos dentro de la oficina, entonces Isabella giró sobre sus talones y comenzó a correr por el gran vestíbulo.

Sentía el corazón en la garganta, las manos sudadas y las lágrimas picándole los ojos.

«No debió escuchar eso. No debió husmear.»

Su visión se volvió borrosa, sus pasos se hicieron torpes. No se dio cuenta cuando o como, lo único que sintió fue el mármol frío sobre la cara y un gran dolor en su mandíbula. Se levantó con dificultad; la respiración aún más agitada y el corazón golpeando con fuerza su caja torácica. Algunas lágrimas se escaparon y rodearon por sus mejillas.

Arranged marriage. (D.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora