Isabella Rosier siempre ha soñado con salir de Hogwarts y dedicarse a lo que más le gusta. Sin embargo, sus padres tienen otros tipos de planes para ella; unir su vida a la de Draco Malfoy.
𝐃𝐨𝐬 𝐚𝐥𝐦𝐚𝐬 𝐜𝐞𝐠𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚 𝐚𝐫𝐫𝐨𝐠𝐚𝐧...
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Look after you— The Fray.
Un vistazo hacia atrás... hacia hace unos pocos meses; Draco no podía creerlo.
La primera vez que pudo echarle un vistazo a Isabella de cerca — fuera del Hogwarts —, sintió curiosidad hacia ella. Después de enterarse sobre su compromiso fue odio. ¿Y ahora? Ahora, joder, no se lo podía creer. Se sentía cómodo con ella y le encantaba pasar el rato con ella. Le encantaba verla dormida. Despierta. Enojada. Burlona. Coqueta. Le encantaba cada una de las facetas de Isabella.
Esa chica insegura con una máscara de superioridad y egocentrismo. Esa máscara que dice 'soy una mierda pero igual soy mejor que tú'. Sí, esa era Bella, su Bella.
¿Astoria? Se sentía mal por ella. A veces su pensamiento viajaba hacia ella, hacia los momentos que compartieron juntos y siente pena. Tal vez en otra vida, tal vez en otro planeta o universo, pero no ahora... Ahora estaba enfocado en Isabella. Le estaba agradecido, joder, obvio que lo estaba. Lo había aguantado y lo ayudó muchas veces. Gracias, Astoria... pero pasamos página. «Espero que encuentres a alguien que te quiera y te dé todo lo que anhelas. Yo te observaré desde una distancia prudente y estaré orgulloso por ti y agradecido con aquella persona que entre en tu vida para bien.»
— Buenos días.— murmuró su esposa soñolienta sobre el cuello de Draco, besándole la mandíbula.
— Buenos días, Bell.— Draco bajo la mirada y le besó la nariz.
Isabella se acababa de despertar. Tenía una tonta y linda sonrisa de boca cerrada plasmada en su cara, su brazo estaba sobre el estómago de Draco, y sus ojos brillaban con intensidad.
— ¿Qué haremos hoy? — preguntó y se pegó más a su cuerpo, inspirando hondo.
— No sé, debemos preguntarle a Narcissa.— respondió.
— Mhmm...— Bella cerró un ojo y junto los labios en un mohín —, espero que no sea ninguna fiesta de bienvenida.
— ¿Desde cuándo te volviste tan antisocial? — bromeó.
Ella respiro hondo y se separó de Draco. Estiró los brazos y nuevamente se dejó caer sobre la almohada.— Desde que me gusta pasar más tiempo a solas con mi esposo.— confesó.
— ¿Sigues con ganas de follar? — volteó los ojos divertido —. Dios, eres insaciable.— bromeó y Bella le pegó en el hombro.
— Por ese comentario, te dejaré sin hacer eso por las próximas dos semanas.
— Define eso, por favor.— una risa corta abandonó los labios de Draco.