Maylin 🪐

38 11 0
                                    

El Dr. Choi había pasado temprano junto a mí, había recetado de nuevo pastillas para dormir y me pidió que volviese a terapia porque los resultados de mis estudios había salido completamente bien, y que es algo que solo yo y con terapia podía resolver.

– Debes de esforzarte un poco más Mai, trata de controlar tus ataques. – reí en silencio, como si fuera que no lo he intentado, me hablan como si no fuese yo, quien vivía esos episodios de ansiedad, que me encantaba sentir que moría.

¿Como es que no recuerdan lo que es ser adolescente? Les es tan difícil entender que pasamos por cosas también importantes, parece que solo porque ellos son los adultos sus problemas son los únicos que cuentan.

Aún me dolía la cabeza, el cuerpo aún no me respondía un 100%, había pasado dos días desde que vi por última vez a los chicos, necesitaba verlos, decirles que no es su culpa nada, ¿se sentirán culpable?.

Que tonta soy, no volvieron a aparecer y yo preocupada por ellos.

– ¿Te encuentras bien Mai?

– Si abuelo, me siento mejor. Gracias por ir por mi al hospital.

– Sabes que haría cualquier cosa por ti Mailyn, sabes que tú y tu madre son lo único que me queda en la vida, si yo pudiera.. – mi abuelo es un Teniente Coronel de la milicia apunto de retirarse, pero para su carrera y para su época es una persona con la mente abierta, mi madre se había casado con tan solo 18 años, y cuando me dio a luz, creo que él fue el ser más feliz del planeta.

Cuando mi abuela había muerto a causa de un cáncer terminal, él vino a vivir con nosotros.

– Yo sé abue, aunque me gustaría ya no causarles problemas a ti o a mamá, siento que soy una carga, no quiero seguir así.-- frenó de golpe solo para poder mirarme con el ceño fruncido y la cara roja del enojo.

– Tú no eres una carga para nadie, tú eres lo más valioso que Dios nos dio a tu madre y a mi, ¿te imaginas lo triste que sería la vida sin ti amor? Estaríamos completamente solos..-- sus ojos se llenaron de lágrimas, aunque sé que quería reconfortarme con esas palabras, sentía que desde ahora tendría que hacer más, la presión crecía en mi pecho, el abismo consumía de a poco, él me amaba, mi madre también, yo los amaba con todo lo que me da el corazón, pero no era suficiente para querer despertarme todos los días, para sonreír y ser feliz.

No era suficiente nada de esto, yo solo quiero cerrar los ojos, no sentirme tan poca cosa, tan usada. ¿Me sentiré así para siempre?

– Yo te amo mucho abuelo, haré mi mayor esfuerzo para ser feliz, por ustedes.





Llegamos a la cuadra de casa, el viento frío del otoño arrancaba cada hoja que intentaba sostenerse delos arboles, todo el suelo era de color amarillento a causa de eso. Había dos autos estacionados afuera, la música que escuchaba era dentro de casa, ¿desde cuando mamá escucha estas canciones?.


¡BIENVENIDA A CASA! – los confetis alcanzaron hasta donde estaba, la sala estaba decorada con globos con helio todos atascados en el techo, cintas de colores colgados por todas partes. Mi madre tenía puesta la pijama de unicornio que lo usamos cuando festejamos algo, saltaba por toda la sala, Jimin sostenía un enorme ramos de girasoles, creo que era hasta más grande que él, sonreía de verdad, o por lo menos esa no la había visto antes, como siempre estaba vestido como un ser hermoso que no es de este mundo, camiseta negra y camisa a cuadros de color ocre y negro la misma chaqueta de motociclista que la primera vez vi, sus gafas oscuras estaban presente, gesticulaba LO SIENTO. Le sonreí para hacerle saber que estaba todo bien, en la otra esquina estaba con una sonrisa cuadrada, esas que me pasaba viendo en cada descanso que teníamos, su camiseta CELINE y su tapado negro lo hacían parecer a esos chicos millonarios que salen en la televisión. Tenía unos 50 globos de color rosa en la mano, ambos eran como sacados de una portada de revista.

✨Maybe in another life ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora