Epílogo

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Faltaba solo 1 semana para el cumpleaños de mi pequeña hija, iba a cumplir 5 años, iba al jardín y era una de las más listas de todas, aunque intentara nada con su padre funcionaba, cuando ella no estaba nosotros peleábamos todo el tiempo, iba a casa de mis padres continuadamente porque yo no podía cuidar sola de ella, la tristeza me inundaba cada vez más y era difícil levantarme de la cama, amaba tanto a ese hombre que sentía que no iba a poder vivir si me faltaba, pero los celos enfermizos que me invadían cada vez que él iba a trabajar me enloquecía.

– ¡Lucy me tienes harto! ¿Qué más quieres que haga para que me creas?
– ¡PUES ENTONCES VETE!
– Te comportas como una loca, te he dicho que del trabajo vengo aquí directo, no voy a ninguna parte. ¿Por qué no puedes creerme?
– Ese labial en tu camisa Sam.. ¿que .. por qué me mientes? – sentía como el dolor recorría mis huesos sus lágrimas parecían decirme que me lo imaginaba todo pero no es así, yo lo vi el color rosa en el cuello de su camisa.
– Me voy Lucy, ya no puedo soportarlo más.

Ha pasado 4 años de aquel momento, nunca nos buscó y con ayuda de mis padres y una terapia larga pude salir de mi depresión, lo había arruinado con él, mis celos enfermizos hicieron que dejara de quererme, pero y ¿Mailyn? Ella no tenia la culpa de nada, pero siempre preguntaba si era por ella que su padre se fue.

Hasta que por fin pude enamorarme de nuevo, Tommy era una persona agradable, caballeroso y siempre estaba pendiente de Mai, la cuidaba y jugaba con ella.
Mi padre realmente lo odia, pero solo son celos de abuelo, me sobre protege siempre que puede.

– Tommy, solo será por unas horas regresaré antes de anochecer, tengo que entregar unos bocetos al nuevo diseñador.
– Ve amor, Mai y yo tomaremos helado y jugaremos como siempre.

Mailyn siempre que salía lloraba sin parar pidiéndome que me quedara con ella, me costaba dejarla pero tenía que trabajar mi padre no puede mantenerme para siempre.
Ese día me había sentido mal todo el tiempo, no veía la hora de irme, no quería estar allí más, creo que me llegó a dar fiebre solo porque quería ir corriendo a casa.

– Pa, ¿puedes venir a buscarme del trabajo? No me siento muy bien.

El olor a sangre y quemado golpeaban al abrir la puerta de enfrente, se me erizo la piel desde la punta de mis pies, no pude moverme, mi padre sacó su arma y subió las escaleras.

– ¡MAILYN! – el grito devastador de mi padre hizo que mis piernas reaccionaran y subieran corriendo hacia ellos.

Mi niña de 9 años estaba llena de sangre, sus piernas y toda su espalda con marcas largas y rojas, la habían quemado su ojitos tenían un morado horrible, la habían pegado y atado la boca para que ya no gritara, mi padre la tomó como pudo la envolvió en con una manta y fuimos directo a uno de los hospitales más caros de la ciudad.
Mailyn estuvo en ese lugar durante un mes, no hablaba tampoco dejaba que nadie la tocara, gritaba y lloraba cada vez que despertaba, ¿cómo pude ser tan tonta? Todo esto siempre va ser mi culpa.

La vida pasaba lento para Mailyn y para mi, sus ataques de ansiedad aumentaban y se volvía una persona solitaria, aunque el doctor Choi nos ayudó Mailyn nunca más fue la misma.

Hasta que un día un chico de ojos rasgados y una sonrisa cuadrada llegó a casa por ella, podía ver en sus ojos la ilusión de poder ser cercana a este chico, pero un día también Taehyung desapareció. Y sus ojos volvieron a apagarse, las pesadillas aún la acorralaban, yo intenté ser buena madre, intenté ser su amiga pero no fue suficiente.

Luego de unos meses, después de tanto pedirle a Dios que mi pequeña bebé pudiera hacer más amigos, apareció Jimin, con una luz que irradiaba incluso a mi padre. Sus carcajadas retumbaban en toda la casa, ambos eran diferentes cuando estaban juntos, ninguno de los dos dejaban de sonreir incluso cuando hablaban, pero Mai seguía sufriendo, su ansiedad era enorme que la apagaba por completo cuando él no estaba.

– Lucy, debemos de hablar, ¿puedes venir al consultorio hoy?
– Si dr. Choi, ¿está todo bien con los estudios de Mai?
– Los tuyos son los que me preocupan. Te espero.

La vida corría más rápido desde que el dr. Choi me confirmara que tenía menos días de vida, desde que sabía que solo tendría unos meses más para cuidar a mi bebé, entonces mi padre se adelantó.

Desde niña había soñado con tener una hija hermosa como Mai, ella fue todo lo que yo soñé pero aún así no puedo quedarme más, mi corazón no resiste escucharla llorar pidiéndome que no la deje sola, pero mis fuerzas se habían acabado y aunque quisiera quedarme más no podía.

Te voy a amar para siempre Mai, en la otra vida buscaré ser tu madre otra vez.


A todos por leerme 💜 Esperen por favor la segunda parte de la vida de Mailyn !🦋

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