Sword Art Online: Drive-By Ridin'

1. Licencia

Era bastante tarde por la noche, en medio de una calle completamente desierta en algún punto casi abandonado y destartalado de la ciudad. A lo lejos en el horizonte se distinguían claramente los rascacielos del bullicioso centro de la urbe, con sus cientos de ventanas iluminadas y las luces de sus calles aledañas que los iluminaban casi hasta la cima y los hacían contrastar con la oscuridad del cielo nocturno. El ruido de las personas y los autos casi no llegaba hasta ese punto tan alejado, pero al menos rompía con el que de otro modo sería un silencio tan sepulcral que haría parecer a ése lugar completamente muerto y mucho más tétrico, de manera que cualquiera que pasara por ahí seguramente se sentía agradecido de poder recibir todas esas señales de que en algún sitio no demasiado lejano, aún a esa hora, había vida.

Pero esa parte de la ciudad era muy diferente del centro. Ahí no había más que viejos almacenes y estacionamientos, con algunas áreas residenciales pobres alrededor. Las lámparas de la calle, demasiado alejadas entre ellas de por sí, apenas iluminaban a unos pocos metros de distancia. Y por si fuera poco, había múltiples callejones oscuros y vacíos a ambos lados, con grandes contenedores de basura y vehículos abandonados asomándose desde cada rincón. El suelo estaba cubierto de baches y grietas, y también de manchas y desperdicios que seguramente emanaban olores desagradable a mucha distancia. Solamente algunos animales callejeros se atrevían a frecuentar ese lugar, buscando con desesperación algún trozo de comida en medio de toda la basura. En realidad no parecía que nadie que no trabajara en alguno de esos edificios y que tuviera que transitar por esa área por motivos laborales circulara alguna vez por esa calle, y eso solamente durante el día.

Y aún así, por alguna razón, un automóvil de lujo color negro, muy limpio y brillante, llegó a esa ubicación a eso de las 2:48 am. Un hermoso Rolls Royce Wraith que pasaba por el lugar muy lentamente. En el asiento del conductor iba un hombre joven y delgado, de traje formal de oficina, y que iba volteando a todos lados, visiblemente nervioso; y en el asiento del acompañante una mujer aún más joven que él, apenas una muchacha, de largo cabello castaño oscuro con las puntas rojizas y ojos azules, demasiado maquillaje, y vestida con lo que casi podía ser descrito solamente como lencería con una minifalda cortísima y un corsé rojo encima, además de un abrigo de piel que parecía demasiado grande para ella. También llevaba un pequeño bolso rojo.

El hombre condujo revisando los callejones y finalmente entró en uno no muy amplio, para estacionar detrás de uno de los contenedores.

—¿Qué te parece? —le preguntó a la chica, casi temblando—. ¿Aquí está bien?

—Claro, me parece perfecto —le respondió ella con una sonrisa—. Bien, ya sabes lo que viene primero.

El hombre sacó de su traje un pequeño montón de billetes y se los entregó a la muchacha. Ella los revisó un momento para contarlos.

—Muy bien, dos horas —dijo ella luego de guardarse el dinero en su bolso—. Así que dime —añadió luego, dirigiéndole una mirada seductora directo a los ojos—, ¿Qué es lo que quieres hacer primero? ¿Hay algo en especial que te guste? Cuéntame, ¿en qué estás pensando?

—Ehhh... —el pobre tipo parecía haberse quedado sin habla.

—No estés nervioso —le dijo ella al ver que no respondía, y puso una de sus manos sobre su pecho y acercándose para hablarle casi al oído—. Sólo déjate llevar un poco.

—Lo siento, te juro que nunca había hecho esto —dijo el hombre, nuevamente mirando a su alrededor en el callejón.

—¿Te refieres solamente aquí o tampoco allá afuera? —le preguntó ella, aún sonriendo y acariciando su pecho.

—Pues... en ningún lado —dijo él, con una sonrisa nerviosa y casi inconscientemente tratando de mantener su distancia. La chica se detuvo un poco pero sin dejar de sonreírle.