11. Asalto agravado

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Asuna miraba un poco decepcionada su teléfono. Luego de haber tratado tantas veces sin éxito de comunicarse con Kazuto y justo cuando iba a llamar a Suguha para asegurarse de que todo estuviera bien, finalmente recibió un mensaje suyo. Al parecer con todo lo que había pasado el pobre muchacho se había olvidado de volver a avisarle que iba a trabajar hasta tarde esa noche, cómo siempre lo hacía cuando tenía que quedarse en la oficina de la División hasta la madrugada, y por lo tanto no podría llamarla al llegar a casa como normalmente lo hacía. Fue sólo después de haberle enviado el mensaje a Klein que Kirito vio todas las llamadas perdidas que tenía, pero en lugar de devolverle la llamada, solamente le escribió para explicarle lo sucedido, asegurarle que todo estaba bien y decirle que estaba cansado y se iba a dormir. Ni siquiera había recordado decirle en su mensaje que la amaba. No es que tuviera importancia, es sólo que siempre lo había hecho hasta ahora.

Tal vez Leafa tenía razón. Kazuto podría estar metido en algo, algo más grande de lo que todos creían.

La verdad era que Kazuto no había podido llamarla porque Klein lo había llamado a él inmediatamente después de recibir su mensaje, aunque en realidad no fue una conversación muy larga. No podían explicarle mucho por teléfono, por lo que solamente le pidió que no le dijera nada de lo ocurrido a nadie más hasta que pudieran hablar otra vez. Kazuto tenía escuela al día siguiente, así que acordaron volver a reunirse por la tarde dentro de ICO. Klein también le comentó sobre el encuentro que tendría con Alice para que Kirito pudiera reunirse con ellos al mismo tiempo de ser posible. Si ella misma había especificado que no le importaba, pensó Klein, no debía haber ningún problema.

Al día siguiente Kazuto fue transportado a la oficina de la División como siempre. Llegó a la sala de inmersión donde el equipo ya lo esperaba.

—¿Los demás ya están adentro? —preguntó antes de ponerse el AmuSphere.

—Si claro —le respondió Koyama—. Empezaron a trabajar desde muy temprano. Igarashi y Nagara te están esperando.

—En realidad esperaba poder reunirme a solas con Klein —le explicó Kazuto—. Sería mejor que me dejaran a mi explicarle lo que está pasando. Diles a los muchachos que por favor no me sigan, me reuniré después con ellos.

—Cómo tú quieras, pero de todos modos deberías llevar un escolta, por si acaso...

—No, en serio —insistió Kazuto—. Estaremos bien.

—De acuerdo, pero al menos no olvides tu arma.

Luego de la trampa en la que lo había hecho caer, Kazuto confiaba menos que nunca en Koyama, y no quería que Klein tuviera algo que ver con él directamente de no ser necesario. Después de haberlo pensado toda la noche, ya había decidido contarle toda la verdad, pero aún así, entre menos contacto dejara que la División Virtual tuviera con él, mejor.

Inició la inmersión y una vez más despertó siendo Kirito en su casa virtual en Inten City. Rápidamente buscó su celular para llamar a Klein, quién le envió la información de una ubicación al suroeste no muy lejos de ahí. Por insistencia de Koyama, recogió su Glock y las pocas balas que le quedaban, aunque ni siquiera sabía para qué. La última vez no le habían servido de nada. Se dirigió a su garaje y sintió una punzada en el estómago al ver los restos de lo que alguna vez fue su adorado McLaren, junto con el odioso Ignis a un lado completamente reparado y funcional. Decidió que lo mejor sería llamar otro taxi (Klein nunca dejaría de burlarse de él si lo veía llegar en un compacto luego de haber estrellado el deportivo). Le quedaba poco dinero, pero suficiente para viajar.

Justo antes de abordar, Kirito se aseguró de mirar a su alrededor, pero no alcanzó a ver nada que le pareciera sospechoso, de manera que siguió su camino.

Sword Art Online: Drive-By Ridin'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora