22. Persecución a alta velocidad

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—¿¡Qué!? ¿¡Qué cosa has dicho!? —le gritaba Lisbeth, sin poder creer lo que escuchaba, al celular que Asuna sostenía en su mano en medio de ambas. Las dos se encontraban en ese momento de regreso en la oficina de Klein.

—¡Lo que escuchaste! —respondía Alice, hablando por su teléfono desde el interior del Maserati—. ¡Esa chica Mochizuki acaba de salir en su auto!

—Creí que esos agentes le habían dicho que debía permanecer aquí hasta que regresaran —dijo Asuna.

—Ahora que recuerdo, ése tipo enorme nos pidió a nosotros que la vigiláramos —dijo también Lisbeth—. Creo que se molestará.

—¿Tienes alguna idea de adónde está yendo? —le preguntó Asuna a Alice.

¡Ninguna, pero iré tras ella ahora mismo! —les avisó desde el teléfono.

—¡Espera, tú tampoco puedes irte! —trató de decirle Asuna.

—¡Sí, Klein también se molestará! —dijo también Lisbeth, aunque luego agregó—. Espera un momento, ¿eso qué me importa?

—¿Cómo vas a seguirla? —le preguntó Asuna a Alice—. Creí que Klein se había llevado la llave de tu auto.

Saqué una copia ayer, mientras los chicos iban a recoger a Sinon. Después de que trataran de dejarme fuera de la misión me imaginé que era cuestión de tiempo antes de que la necesitara.

—Ya veo —comprendió Asuna—. Ya me parecía extraño que le dieras la original a Klein tan fácilmente cuando te la pidió, en lugar de darle una paliza o algo así.

—Yo lo habría hecho —añadió Lisbeth—. Aunque tuviera una copia.

En fin, tengo que irme. No puedo conducir mientras hablo por teléfono —les dijo Alice, recordando todas las leyes de tránsito que había estudiado—. Ustedes llamen a los demás y avísenles lo que está pasando.

—¡Aguarda, Alice! —quiso decirle Asuna, pero ella ya había colgado. Alice estaba subiendo a su auto y estaba a punto de encenderlo con la llave cuando su celular empezó a sonar.

—¿Qué pasa? —respondió, contestando la llamada con impaciencia—. No tengo tiempo para hablar.

¿De qué hablas? ¿Dónde demonios has estado? —le preguntó la voz al otro lado de la línea.

—¿Profesora... Rinko? —le preguntó Alice. En sus prisas ni siquiera se había detenido a ver quién estaba llamando antes de contestar.

Claro que soy yo. ¿Qué es lo que has estado haciendo? Higa dice que hace mucho que no lo contactas.

—Ah... he estado algo ocupada —respondió Alice, tratando de improvisar alguna explicación que le permitiera colgar rápidamente.

—¿Ocupada con qué? Se suponía que solamente aprenderías a conducir. ¿Cuánto tiempo puede tomarte?

—Bueno... eso aún me está dando problemas. Resultó ser mucho más difícil de lo que yo creía.

¿Por qué me mientes? Higa dice que ya lo haces bastante bien. Y por cierto, también me dijo que competiste en una carrera hace algunos días. ¿Cómo se te ocurre... ?

—Lo siento profesora, pero me tengo que ir —la interrumpió Alice con impaciencia. Le hubiera encantado decirle "Se lo dije" luego de escucharla admitir que había aprendido conducir, pero no tenía tiempo que perder, de manera que encendió el auto.

¿Por qué? Espera un momento, ¿¡estás conduciendo ahora mismo!? —contestó Rinko, al escuchar arrancar el motor del Maserati

—¡En serio no tengo tiempo de explicar, debo irme! —le dijo Alice finalmente, antes de colgar.

Sword Art Online: Drive-By Ridin'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora