3. Vigilancia

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—¿Cómo es que se enteraron de algo así? —le preguntó Kazuto muy seriamente.

—Tenemos contactos en todos lados —respondió Koyama.

—Es eso o es que me han estado espiando —sugirió el muchacho.

—No seas tan narcisista. Nuestra agencia tiene mejores cosas que hacer que seguir a un chico como tú a todas partes. Lo que pasa es que tu expediente tiene el registro de todos tus intentos en la prueba de manejo. Parece ser que has gastado demasiado dinero en múltiples exámenes en muy poco tiempo. Es evidente que se trata de algo urgente para ti. Si nos ayudas, podemos darte una mano.

—¿Cómo exactamente?

—Tú sabes —contestó koyama, hablando lentamente—, podríamos hacer algunas llamadas y pedir algunos favores para que alguien por ahí pueda ser un poco más objetivo con tu evaluación, si tú me entiendes —concluyó con una sonrisa.

—¿Estás insinuando que ustedes serían capaces de darme una licencia aunque repruebe mi examen de manejo? —le preguntó Kazuto.

—Olvídalo, ya lo dijiste en voz alta —respondió él, con una mirada de vergüenza ajena y frustración—. ¿Nadie te ha enseñado lo que es la discreción niño?

—Pues de todos modos yo no podría aceptar algo así. ¿En serio no les preocupa darle una licencia a alguien que no está preparado?

—¿Qué más nos da siempre que hayas completado el trabajo? Cálmate, es una pequeña broma —añadió al ver su expresión.

A Kazuto no le gustaba para nada este nuevo agente que habían enviado a tratar con él. No era que le gustara el anterior, pero al menos Kikuoka sabía limitarse y ser profesional. Koyama parecía ser el tipo de persona con una actitud y una forma de hablar que te hace sentir que en algún momento, con o sin querer, dirá alguna estupidez que te hará desear darle un golpe en la cara.

—No creo que podamos llegar a algún acuerdo —dijo Kazuto, a punto de levantarse para irse.

—Espera, espera —lo detuvo Koyama—. Aún creo que podemos darte algo que de todos modos vas a necesitar.

—¿Ah sí? ¿Qué cosa?

—Bueno, es más que obvio que si buscas tu licencia pretendes conducir un automóvil. Me pregunto qué tipo de vehículo quisiera conducir alguien como tú.

—Aún no lo he pensado. Mi familia me ayudará a costear uno.

—Muy tradicional. Estoy seguro de que tus padres querrán ayudarte a adquirir tu primer auto. Ver a su hijo obtener su licencia para conducir seguramente será un momento de mucho orgullo para ellos. Es decir, cuando finalmente suceda claro, jaja —Kazuto no se rió—. Pero aún así, sabemos como son los padres. Probablemente quisieron aprovechar la oportunidad para enseñarte una valiosa lección sobre responsabilidad o algo aburrido como eso, y te aseguraron que cubrirán solamente una parte para que tú te encargues del resto. El problema es que probablemente ya no te quede mucho dinero que gastar después de haber tenido que pagar por tu prueba tantas veces. ¿Qué clase de auto crees que acabarás conduciendo? No puedes engañarme, estoy seguro de que lo has pensado mucho. Más de lo que quieres admitir.

—¿A qué te refieres con eso?

—Dime algo. ¿Por qué alguien de tu edad estaría tan desesperado por conducir un auto? Ya tienes un vehículo de dos ruedas perfectamente funcional y ni siquiera hace falta conducir en una ciudad como esta en realidad. La única razón que se me ocurre es porque quieres impresionar a alguien. ¿A tus amigos? ¿Te avergüenza que sepan que no eres capaz de conducir? ¿O será tal vez, a tu chica? Sí, eso debe ser —dijo al final con una cara burlona.

Sword Art Online: Drive-By Ridin'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora