9. Choque y fuga

12 1 0
                                    

Kirito seguía intentando aprender a conducir, o al menos a no estrellarse, en la pequeña pero extrañamente complicada pista improvisada. Igarashi y Nagara construían el camino de forma diferente a diario, pues no le serviría de nada recorrer y acabar memorizando una sola ruta. El inexperto aprendiz se la pasó aplastando conos y chocando contra basureros una y otra vez como si su pequeño compacto estuviera magnetizado para ser atraído hacia ellos.

—Cada vez llegas un poco más lejos sin accidentarte —le decía Igarashi, mientras que Nagara se limitaba solamente a reírse de él—, aunque no lo notes.

—Me siento ridículo —seguía quejándose el chico—. Con este auto y en esta pista debo parecer un niño en un circuito de go-karts.

Por su parte, Alice estaba aprendiendo de forma sorprendentemente rápida. Los accidentes en el Audi de Higa se volvían cada vez menos frecuentes. No tardó mucho en empezar a conducir perfectamente por las calles en medio del tránsito, y en empezar a competir contra Higa y un par de sus amigos jugadores en un par de carreras, y para sorpresa de todos, incluso había podido ganar un par de ellas. Para Higa resultaba emocionante ver sus avances.

—Es increíble —le decía, justo cuando terminaban otra carrera en la que Alice estuvo muy cerca de ganarle, mientras bajaba de su Audi R8 color naranja—. No comprendo como alguien que ha tenido acceso tan limitado a la tecnología moderna durante casi toda su vida es capaz de aprender a conducir tan rápido. ¿Tendrá algo que ver el hecho de que tu mente se desarrolló en un mundo virtual como este? ¿Será que tienes alguna ventaja de perspectiva o mejores reflejos estando aquí? ¿Significa eso que no serás capaz de conducir de la misma forma en el mundo real?

—¿Cómo voy a saberlo? —le respondió Alice, bajando de su propio R8, que era blanco—. Por cierto, hace tiempo que te quería preguntarte, ¿por qué todos tus autos son iguales entre sí?

—No es así. Este es un Audi R8 Coupé, el tuyo es un RWS, es diferente.

—Yo no entiendo nada de eso. Para mí se ven iguales.

Pero mientras que a Alice le permitían correr cada vez más riesgos, Kirito sentía que no avanzaba nada en sus lecciones. Pasó así casi una semana, hasta el Viernes 20, cuando al llegar a la pista que era el escenario de sus humillaciones Igarashi lo recibió con una cara de satisfacción.

—Te tengo buenas noticias —le había dicho.

—¿Explotó el Ignis? —preguntó Kirito—. ¿Con Nagara adentro?

—Pues no —respondió Igarashi—. Nuestros contactos dentro del Sindicato nos informaron que habrá otra carrera en la ciudad la noche del lunes y conseguimos asegurarte un lugar.

—¿¡Qué!? —gritó el chico sorprendido—. ¡No estoy listo! ¡No soy capaz de recorrer ni diez kilómetros sin destruir algo! ¿¡Qué es lo que se supone que voy a hacer compitiendo en una carrera!?

—Cálmate, lo harás bien —le contestó Igarashi, como si le hablara a un niño que estuviera nervioso por audicionar para una inofensiva obra de teatro en su escuela—. No podemos perder esta oportunidad de conseguir que empieces a llamar la atención de los Sugiyama.

—¿Cómo lograron que me dejaran entrar?

—Por tu apuesta. En cada carrera los conductores ponen el dinero que quieren apostar en un bote común. Cualquier corredor que pueda igualar o superar la apuesta más alta que haya en el bote puede competir. Nuestros contactos ya se encargaron de anunciar públicamente que ofrecerás dos millones de dieris, nadie superará eso.

—¿¡Dos millones!? —repitió el chico, haciendo cálculos en su mente—. ¿¡Son como cincuenta y siete mil dólares!? ¿¡Quién va a querer igualar eso!?

Sword Art Online: Drive-By Ridin'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora