20. Alteración del orden público

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—Iré a ver qué está pasando —les dijo Klein a los que seguían junto con él en el DDC—. Es posible que no sea nada, pero aún así, qué los guardias redoblen la seguridad. Si alguien estaba siguiendo a Mochizuki no sabemos si enviará gente aquí también —luego les dijo a Sinon y a Alice—. Será mejor que ustedes se desconecten de una vez.

—¡Espera un momento! —lo detuvo Sinon—. ¿Qué piensas que vas a poder hacer tú solo?

—No iré solo —le respondió él—. Llevaré a un escuadrón de operaciones especiales conmigo. Están entrenados para estas situaciones.

—No me importa, yo iré también —respondió ella—. Algo me dice que me necesitarás allá. Además, si es verdad que hay asesinos en ese lugar ¿qué mejor manera de ponerme a prueba en este juego que enfrentándome a ellos?

—Yo también voy —les dijo Alice—. Me rehúso a quedarme aquí a esperar a qué ustedes regresen otra vez, sobre todo si hay alguien en peligro.

—Bueno, no exageremos. Nadie está realmente en peligro, ¿o sí? —preguntó Sinon.

—Si quieres decir en la vida real, aún no lo sabemos —contestó Klein—. Pero en lo que se refiere a aquí en Inten City, creo que las dos están subestimando el riesgo que corren.

—¿Qué quieres decir? —le preguntó Sinon—. ¿Qué riesgo puede haber?

—¿No recuerdas lo que te dijo Igarashi sobre el realismo? Tal vez no lo has notado, pero los inhibidores de dolor aquí se mantienen al mínimo. ¿Alguna vez te has preguntado lo que se siente recibir un disparo? Créeme que no tienes idea hasta que realmente recibes uno. Tal vez hacerlo aquí no sea lo mismo, pero si nunca has vivido nada parecido de todos modos es algo que no quieres experimentar. Y lo mismo va para ti —le dijo también a Alice—. Tu cuerpo robótico no protegerá a tu mente de sentir una herida en este lugar.

—A mi no me importa —respondió Alice—. No me asusta salir herida en un mundo virtual.

Sinon, sin embargo, hizo una breve pausa tras haberlo escuchado. A diferencia de Alice, ella seguramente sí se había imaginado muchas veces lo que se sentía recibir una bala de verdad.

—¿A ti te han disparado aquí? —le preguntó a Klein.

—Un par de veces —contestó él—. Supongo que es inevitable cuando has jugado tanto como yo. Se puede sentir perfectamente la bala atravesando y quemando tu carne y tus huesos, hasta quedarse dentro de tu cuerpo. La primera vez que lo vives te hace desear no volver a hacerlo jamás.

—No me importa —le respondió Sinon, ignorando el miedo—. Tal vez hasta me haga bien recibir un disparo. Sería mejor hacerlo ahora que hacerlo en el momento de la verdad y no estar preparada.

—Sí, tal vez eso sea cierto —admitió Klein—. Pero aún así...

—¿Aún así qué? —le preguntó ella.

—Yo no quiero... —empezó a decir él—. Tú sabes...

—¿Qué cosa? —preguntó Sinon con impaciencia.

—No quiero que te lastimen —soltó él, cómo si le apenara decirlo—. ¿Qué tiene eso de raro?

—Nada. Y entiendo lo que quieres decir, pero de todos modos no te dejaré ir solo. Yo tampoco quiero que te lastimen a ti. Eso tampoco es raro, ¿o sí? —respondió ella, aunque también se sintió algo apenada. Alice los miró por un momento a ambos, sintiéndose como la tercera rueda, antes de tomar la palabra:

—Lo que Sinon quiere decir es que tú no puedes esperar que nos quedemos aquí sin protestar. Te seguiremos a donde vayas en cuanto salgas de aquí. Tú también prometiste que empezarías a confiar en las capacidades de las demás personas. ¿O acaso vas a romper otra promesa que me hiciste? —le dijo, mirándolo enfadada.

Sword Art Online: Drive-By Ridin'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora