29. Bajo arresto

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Gracias a los esfuerzos de Klein, Mochizuki e Igarashi, el grupo de Kirito, Asuna y Sinon logró llegar hasta el ascensor. Entraron y comenzaron el trayecto, escuchando cada vez más lejos el sonido de los disparos que provenían del piso que acababan de abandonar. Sin poder hacer nada más para ayudar a sus amigos, ya sólo les quedaba llegar al tejado y salvar a Alice. No tenían manera de saber lo que habría ahí pero si sabían lo que seguramente les esperaba. Una confrontación directa con Hashimoto y sus hombres, incluyendo a un despiadado asesino y mercenario entre ellos. Tal vez no habría lugar donde cubrirse. Si habían dejado tantas armas y municiones en la habitación, seguramente era porque se habían llevado las mejores con ellos. De entre ellos tres, solamente Sinon tenía algo parecido a experiencia con armas de fuego y aún así se encontraba en desventaja en un videojuego que era completamente diferente a cualquier otro que hubiera jugado antes, sin mencionar que se encontraba herida.

Su única esperanza era intentar retrasar a Hashimoto todo lo que pudieran, evitar que abordara su vehículo de escape con Alice y esperar que el apoyo aéreo de Red Target llegara lo más pronto posible para salvarlos. Kirito sujetó su arma con más fuerza, dispuesto a hacer lo que fuera necesario.

Al mismo tiempo, en el techo, Hashimoto, Inagawa y su pequeño escuadrón de policías esperaban por su transporte impacientemente, frente a un helipuerto que extrañamente ya estaba construido ahí.

—Repítame una vez más por favor por qué no podemos matar a esta niña y después rastrear su ubicación, como con la otra —le pidió el policía que llevaba cargando a Alice a Hashimoto.

—Porque su cuenta está protegida de manera diferente —le respondió—. Matar a su avatar no hará más fácil hackear su cuenta. Nuestro equipo encontró un cortafuegos que protege la red desde la cual está conectada y les tomará mucho más tiempo atravesarlo, Rath aún se concentra demasiado en la ciberseguridad.

—Pues espero que realmente valga tanto la pena como ustedes... —le contestó el policía, pero se detuvo cuando empezó a escuchar un ruido a lo lejos.

—Es nuestro transporte —dijo otro de ellos, cuando el ruido se acercó lo suficiente para identificarlo como el sonido de la hélice de un helicóptero.

—¡No lo es! —lo corrigió Hashimoto—. ¡Todos cúbranse, nos atacan! ¡No dejen que maten a la chica!

Los soldados que se encontraban abajo también escucharon el ruido. Un helicóptero militar Halcón Negro Sikorsky UH-60 se aproximaba a toda velocidad.

—Por fin, el apoyo aéreo —le dijo el comandante a uno de sus soldados, cuando su radio empezó a sonar.

Aquí Echo 1012 —dijo el piloto—. ¿Me recibe comandante?

—Te copio Marcel —le respondió—. Tenemos a tres civiles y a una rehén acorralados por la policía en el tejado. Necesitan evacuación urgente, no tienen más apoyo.

Recibido comandante, vamos a entrar.

El helicóptero se acercó al tejado y comenzó a abrir fuego con una poderosa ametralladora M240 que atravesó fácilmente las débiles paredes y columnas a medio construir y otros objetos detrás de los cuales trataban de cubrirse los policías, atravesando también el techo sobre el que se encontraban y casi amenazando con derrumbarlo. Los letreros rojos comenzaron a aparecer una vez más uno tras otro. Hashimoto e Inagawa habían conseguido mantenerse a salvo detrás de dos gruesas vigas de acero que sobresalían del suelo, sosteniendo el techo para el piso de abajo. Inagawa en realidad había apartado a otro policía que se había ocultado ahí primero, dejándolo morir bajo los disparos.

—¿¡Dónde diablos está el transporte!? —gritó Hashimoto—. ¿¡Por qué no ha llegado todavía!?

—¡Estoy tratando de comunicarme con la estación pero nadie responde! —le contestó uno de sus policías, que se ocultaba de las balas cerca de él.

Sword Art Online: Drive-By Ridin'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora