—Si una persona grita en medio de la ciudad pero no hay nadie alrededor para escucharla, ¿grita igual?
Hashimoto se burlaba cruelmente mientras buscaba dentro de la mochila de Mochizuki. Inagawa había hecho una pausa antes de seguir torturando a Klein, cuyos gritos no habrían dejado hablar a Hashimoto de otra forma. Ya habían utilizado casi todas las herramientas en él al menos una vez, las cuales iban dejando nuevamente sobre la mesa cubiertas de sangre. Aunque no gravemente herido, Klein se encontraba ya muy débil, aún sobre la silla a la que Inagawa lo había atado. Mochizuki también seguía en la silla frente a él, al parecer aún sin darse cuenta de nada de lo que pasaba.
—Si fueras más inteligente detendrías esta inútil barbarie desde ahora —le decía Hashimoto, culpándolo de su propio sufrimiento—. Entre más tiempo pase sólo será peor para ti. No querrás saber lo que es capaz de hacer una bestia como Inagawa —dijo señalando a su cómplice—. ¿Vas a cooperar o vas a seguir perdiendo el tiempo de todos aquí?
Klein tuvo que tomarse su tiempo para levantar la cabeza y poder responder. Su cuerpo goteaba sangre sobre el suelo y también despedía humo que subía hasta el techo. El olor a carne quemada llenaba la habitación.
—Yo tengo todo el día... —le dijo entre jadeos—. Ya te dije que... puedes hacer lo que quieras. Sólo... no toques mi auto allá abajo —tras lo cual empezó a reírse, mostrando sus dientes ensangrentados. Inagawa lo calló de un golpe.
—No te parecerá tan gracioso cuando veas lo que tenemos preparado para ti —le contestó Hashimoto, ya perdiendo la paciencia—. Te lo estoy advirtiendo. Dame lo que quiero ahora mismo o lo lamentarás.
—¿Y después qué? —le preguntó Klein con ironía—. ¿Nos desatarán... para dejarnos ir a casa? Sí claro... En cuanto te dé el dinero... nos matarás a ambos. ¿Cómo puedo saber... que no tienes a algún asesino... en camino hacia mi casa en la vida real en estos momentos?
—En realidad no es tan sencillo —le respondió Hashimoto, para luego acercarse a hablarle casi al oído, aunque solo de forma irónica ya que ni siquiera bajó mucho la voz para hablar—. ¿Quieres escuchar un secreto? La verdad es que es mucho más fácil hackear la cuenta de alguien cuando su avatar ya está muerto y las barreras de defensa están más vulnerables. Parece que a Starstripe no le preocupa tanto proteger las cuentas de jugadores que han muerto como las de los que siguen activos, y relajan las medidas de seguridad en cuanto un avatar muere para ahorrar memoria. Aunque claro, no se supone que la gente se entere de eso. No es de sorprender que tomen esa clase de medidas con las masivas cantidades de jugadores que sus servidores deben soportar todos los días. Así funciona el consumismo americano, ¿o no? Les importa más la cantidad de cuentas que venden que la calidad.
—¿Y qué más da? —respondió Klein—. Eso no cambia nada... Como dije... nos matarás en cuanto te dé lo que quieres.
—Lo que tú no has entendido es que preferirás morir antes que tener que atravesar lo que te espera —le dijo Hashimoto.
—Al menos primero... explícame una cosa —se esforzó por decir Klein—. ¿Cómo se enteraron ustedes... del plan de la División?
—¿Te refieres a su ridículo plan de rastrear mi auto? —le respondió Hashimoto, con un tono de burla y una amplia sonrisa—. ¿O a su plan para infiltrarse dentro del Sindicato? Ustedes niños no deberían subestimar así a los yakuza. Sólo porque se la pasan jugando videojuegos todo el día no quiere decir que puedan ser más listos que nosotros ni siquiera en un juego como este. Si de verdad lo quieres saber, la verdad es que supimos exactamente quiénes eran ustedes y lo que planeaban desde que se aparecieron en nuestro club. Todo gracias a nuestra propia doble agente.
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Sword Art Online: Drive-By Ridin'
FanfictionKazuto "Kirito" Kirigaya ha sido contactado nuevamente por la División Virtual para otra operación encubierta dentro de un nuevo VRMMORPG. El problema es que IntenCity Online, la más reciente sensación de los videojuegos virtuales en línea y donde K...