6. Cita

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Neveah:

Abro la puerta de la habitación y Allie va directo a arrojarse a la cama, dejando los zapatos sobre el suelo.

—Oye.. Haz dormido todo el día. —Le reprocho.

—Pero la subida fue fatal. —Se queja ella y abraza más la almohada. —Descansare un poco, así tú tienes tiempo con tu sexy hermanastro.

—Allie. —Niego.

—¿Qué? No comparten sangre. Es legal como yo lo veo.

—El termino no es legal o no. —Suspiro. —¿No vas a venir?

—A mí no me invitaron a pasear por el pueblo. —Esa misma mirada esta ahí. —Si la diversión sigue en la noche me avisan.

Ruedo los ojos y la dejo descansar mientras cambio la blusa y los pantalones por unos nuevos, lo mismo con las botas que tengo manchadas con barro seco y termino saliendo de la habitación con zapatillas.

Bajo las escaleras y una sensación me atasca el pecho, esto no es una cita, por dios.

—¿Ya estas más cómoda?

Asiento con la cabeza y ambos nos dirigimos a la calle, empujo la puerta corrediza y me vuelvo hacia él.

—Conozco todo aquí, no sé qué de nuevo puedas enseñarme. —Menciono y sonríe mientras iniciamos nuestra caminata por la calle por la que más de una vez camine al lado de mi padre.

—Mi consultorio.

Agrando los ojos y paro en seco mientras el sigue avanzando. —¿Tienes un consultorio de veterinaria aquí?

Se gira y extiende los brazos.

—Un amigo y yo lo compartimos. —Los baja y camina de espaldas, mientras yo avanzo. —Se podría decir que es de los dos, pero yo soy el jefe. —Me guiña un ojo. —No digas que dije eso.

—No prometo nada.

—Entonces solo confiare.




(***)





El camino me lleva a un consultorio en una casa de un piso, observo la estructura desde la calle mientras Eric se adelanta ingresando al lugar que se encuentra abierto al público, termino por seguir sus pasos y el para detrás de una puerta trasparente, el cual separa el consultorio de la "recepción", donde estamos.

Hay fotografías alrededor de las paredes, prevenciones de vacunas para las mascotas, desde animales pequeños hasta los más grandes.

La puerta trasparente y un hombre con cabello rubio, atractivo y joven, quizás de la misma edad que Eric, se presente frente a mí.

—Will, Neveah. Neveah, Will.—Nos presenta Eric.

El llamado Will hace un gesto en mi dirección. Lleva una bata de doctor y se quita los guantes quirúrgicos, para arrojarlos al tacho con bolsa negra a la izquierda de la puerta.

—¿Cómo ha ido el día?. —Pregunta Eric ingresando al consultorio, dentro hay dos camillas de metal y más instrumentos en mesas corredizas, también hay una máquina para colocar el suero.

Sueño CanadienseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora