Neveah:
Hago el último recorrido de obstáculos del día y me pongo en posición para el momento de los saltos, Duque no derriba más que dos obstáculos y hago parar al caballo cuando está a punto de ponerse el atardecer.
Ya ha sido suficiente por este ultimo día.
Le hago una señal a Eric mientras llevo a Duque a las caballerizas y el responde mi señal con un gesto de soldado.
Me río y tiró de la rienda, en cuestión de minutos estoy en el lugar, le doy de beber agua y lo pongo a descansar antes de cerrar la puerta de madera, por donde Duque asoma su cabeza y aprovechó para acariciarlo.
—¿Estás listo, amigo?
Relincha moviendo la cabeza.
Doy una mirada apenada. —Debes estarlo, debemos estarlo.
Tomo una respiración profunda y lo acaricio por última vez antes de salir del establo y en la entrada me encuentro a Eric.
—¿Nos vamos o te parece si pedimos algo para cenar?..—No me deja contestar y continua.—Debes descansar y tratar de dormir temprano.
—Si.
Es nuestra última noche aquí y...¿ El quiere descansar?
(***)
Después de cenar cada uno se va a su habitación, pero cuando me meto en las sábanas no logro conciliar el sueño, por más que busco una posición cómoda sobre el colchón.
Me levanto frustrada y voy hacia el baño.
—¿Descansar?—Repito la palabra en mi mente como disco rayado.
Siento calor en el cuerpo y el sueño no me vence, además hoy es la última noche en el hotel y no hemos intentado nada..
El calor vuelve a avasallar mis mejillas.
Hemos estado más ocupado en la competencia que no ha habido tiempo...
Suspiro y trato de olvidarlo, voy a la pequeña cocina que te proporciona el hotel en la misma habitación y me preparo una taza de té.
Sirvo el agua luego de calentarla en el microondas y busco los sobres de té, los cuales termino encontrando unas dos cabezas arriba de mí en el repostero viejo.
Resoplo y busco algo en que subir, arrastro la silla que te dejan junto a la cama y la coloco en medio de la cocina antes de subir.
Estiro la mano y logro alcanzar los sobres.
¿A quién se le ocurre poner tan arriba esto?
Lo sostengo en mis manos y los golpes en la puerta distraen.
Eric...
La silla debe ser de mala calidad o bastante vieja para lo que sucede a continuación, y es romperse la tela para dejarme sobre el suelo.
Mierda.
Los golpes en la puerta se elevan y la preocupación en la voz de Eric se hace notar. —¡Neveah! ¡¿Todo está bien?! ¡Neveah!
Veo que intenta abrir el pomo y aún sigo en el suelo, pero estoy riendo por la situación y cuando voy a pararme mi puerta se abre de golpe.
Pésima calidad de hotel.
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Sueño Canadiense
RomanceEl último recuerdo que la neoyorquina Neveah Tipton tiene de su padre son los viejos atardeceres donde el la llevaba a cabalgar y las competencias de ecuestre en el que ambos trabajaban como equipo. Pero el se ha ido, de una manera distinta a como l...