30. Rayos del sol

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Capítulo Final:

Neveah:

El corazón me golpea la caja torácica junto al disparo que acaba de salir retumbando mis oídos.

Tengo la vista amplia cuando todos salen pero solo me concentro en mí y en Duque, la emoción que me acompaña es inmensa y es una mezcla de diversas sensaciones, pero como dije me concentro solo en Duque, aferrándome a nuestra confianza.

Mis manos sujetan bien la rienda y mi postura se mantiene, la carrera empieza con todos los competidores manteniendo la misma línea de distancia, nadie se adelanta hasta que nos encontramos a poco de llegar a la mitad.

"Vamos bien" Me digo a mi misma y aprieto las manos en el cuero, levantando levemente mi cuerpo, los pasos de Duque son rápidos y aunque estoy pendiente de el no puedo evitar voltear cuando noto que falta un competidor.

Quinn.

El caballo se ha quedado quiero y entre risas me acorralan los otros dos competidores, y es Rex Geller quien se mantiene a mi izquierda, mientras Micah al lado derecho, atrás Quinn intenta que su caballo empiece a correr de nuevo.

—Mejor suerte para el siguiente año. —Dice Rex con un gesto a Quinn.

Se adelanta dejando claro que su ventaja ha sido un solo juego, sin embargo, sigue molestando como trata al caballo cuando lo golpea con la fusta.

Seguido de el Micah se adelanta y antes que se aleje más suelto.—¿Sabes qué solo habrá un ganador al final de la carrera?

No recibo respuesta y sigo avanzando con Duque, la competencia es reñida hasta que un leve tropiezo deja a Micah fuera se la competencia.

En realidad...

Las patas del Pura sangre han arrojado la tierra contra el rostro de Micah y su caballo, y aunque no ha llegado a su rostro si ha creado un círculo de polvo que yo logró esquivar a tiempo pero que a Micah lo hace perder el control y que como resultado de bastantes pasos atrás hasta que termina perdiendo casi una media vuelta.

Capto la sonrisa de Rex y vuelve a golpear al caballo, aunque algo es diferente, el animal se queja con más fuerza.

—¡Rex, para! —Le grito, pero no lo hace, ni siquiera me escucha.

—¡No te metas en mis asuntos!

La carrera continúa y en el proceso captó la molestia del animal, ubicando los ojos en la herradura.

—¡Duque! —Agito la rienda y está a dos pasos de él, me elevo impulsándome y llego hasta la misma distancia que él.

—¡Así que finalmente esto será entre tú y yo! —Exclama. —¡Mira que eres un fastidio!

—¡Debes detenerte, Rex! —Le grito y sonríe.

—¡Si, claro!. —Se burla.

Es inútil hablar con él mientras por los parlantes gritan que vamos a la par.

—¡Si continúas vas a dañarlo!

—¡Deja de fastidiar! ¿Tanto miedo me tienes?

Junto las cejas.—¡Haz lo que quieras, pero no sometas a tu caballo a esto, sin importa que sea un pura sangre, un caballo es un caballo!

Se adelanta y no pierdo la distancia, lo cual lo termina enfureciendo.

El animal está agotado y que este quedando atrás me dice que va de mal en peor.

Sueño CanadienseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora