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—¿Qué harás para el festival de otoño,  Seungmin?—preguntó Daewhi.

—Probablemente lo pase en mi casa leyendo un libro—le restó importancia, los festivales eran para personas con pareja.

—¿Y qué con Hyunjin?—Minho le lanzó el balón, interrogando curioso al menor.

—¿Qué con él?

—Es tu novio, deberían salir a pasear—Seungmin quiso golpearse contra el suelo, por supuesto que deberían tener planes, a final de cuentas eran "pareja". A Kim se le olvidaba lo mucho que cambió su vida en una semana.

—Aah, eso. Quizá vaya a mi casa, a ninguno de los dos le gusta salir mucho—y era cierto, de las dos semanas que llevaba junto a Hyunjin notó lo rutinarios y parecidos que era.

Desde el Lunes pasado le hablaba por mensajes de textos para pedirle cualquier cosa, ya sea una leche saborizada de frutilla de la cafetería o un libro de la biblioteca, no le gustaba llamar por teléfono ni contestar llamadas, tampoco comer en la cafetería con los demás, prefería sentarse en las gradas del jardín o en la piscina. Seungmin ya dos veces ha tenido que perderse entre los árboles para llevarle su almuerzo, Hyunjin lo trataba como un esclavo. Y para gusto del rubio Seungmin debía dar tres vueltas y un ladrido para despedirse.

Seungmin gruñó recordando lo humillante que fue la primera vez, hace cuatros días  Hyunjin le exigió inmediatamente que fuese a verlo al escondite, es decir, a la abandonada piscina.

—Llegué, ¿Qué quieres?

—Soy tu amo, no debes hablarme así.

—Soy un perro rebelde, no me criaron bien—bromeó sarcástico, tirándole el sobre de un sándwich, Hyunjin lo atrapó en el aire—Come.

—¿Acaso te preocupas por mí, cachorrito?—Seungmin ladeó el cuello, mirando indeciso a la tosca sonrisa del chico recostado en la superficie que recibía el calor del sol en el rostro.

—Siempre estás aquí acostado, no traes ni compras comida. Me preocupo porque mi tierno novio no puede desmayarse en medio de la escuela, qué dirán de mí—dramatizó, imitando la voz chillona del contrario cuando se burlaba—Kim Seungmin, quien deja morir de hambre a su novio.

—Es lindo que te trates a ti mismo como mi novio, típico de un perro—Hyunjin esquivó la caja de leche, riendo a carcajadas.

—No debí traerte almuerzo, eres despreciable Hyunjin.—había perdido su horario de colación para ir a hacer fila a la tienda de la escuela para comprarle el sándwich y la leche, se sentía como un tonto por preocuparse de la salud de Hyunjin, pero no podía dejar pasar lo mal que era que el mayor no se alimentara correctamente.

—¿Ya te vas? Despídete bien, cachorrito.

—¡Adiós!—gritó taimado, pateando algunas hojas en el camino. Avanzó unos metros y se devolvió, si Hyunjin tenía algo en mente para divertirse con él usaba la palabra "cachorrito" para indicarle que debía ir.

—Te enseñaré algo hoy—El rubio se había parado, el menor lo vio dejar con extremo cuidado los alimentos en la banca que acostumbraban usar para hablar, o para que Hyunjin durmiera la siesta. Seungmin se cruzó de brazos atento, lo que sea que pidiese lo haría rápido y se iría, quería alcanzar a ver a Minho hacer deportes—Aprenderás unos trucos.

Aquí estaba, la expresión soberbia dominando su lenguaje corporal.

—Seungmin, da tres vueltas y ladra—no le sorprendió, suponía que en algún momento le pediría ladrar.

—¿Quieres que te lama la cara también?

—Ah, no estás a mi altura, cachorrito—Resopló fastidiado y le golpeó el pecho ofendido, Seungmin era más alto que el promedio, incluso más que Minho.

𝐦𝐨𝐧𝐠 𝐦𝐨𝐧𝐠 𝐬𝐞𝐮𝐧𝐠/ʰʸᵘⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora