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Según se enteró Minho y Lia terminaron por la mañana. Solo las chicas, Jeongin y él sabían que ya no existía la bellísima y envidiable relación entre ambos.

El antiguo Seungmin habría saltado en un pie de felicidad, su sueño era que Minho estuviese soltero, así por lo menos no tendría que presenciar los besos o abrazos de la parejita. Pero ahora solo podía sentir pena, Lia se veía destrozada, ella y Minho no solo eran novios, eran mejores amigos desde hace mucho tiempo, crecieron uno al lado del otro.

—¿Seguirán siendo amigos?—preguntó Minju, consolando a la castaña. Lia se sorbió los mocos, recibiendo un pañuelo de Jeongin.

—Claro, nos amamos—de eso no había duda, a pesar de acabarse el romántico aún perduraba la amistad—Le dije que me diera un tiempo para procesar la ruptura.

—ay, Lia—Chae lloró sobre la cabeza de su amiga, esparciendo las lágrimas. Jeongin se llevó a Seungmin lejos, Lia merecía estar a solas con sus amigas, ellos ya no tenían nada que hacer ahí.

—¿Cómo está Minho?—preguntó Jeongin.

—Mejor que Lia, pero uno nunca sabe realmente—Seungmin guardó sus cosas, no tenía apuro, Hyunjin estaría esperándolo en la puerta de la biblioteca.

—¿Irás con Hyunjin?—Jeongin le empujó suave por los hombros—Ve por tu hombre, fiera.

—Shhh—susurró avergonzando, un par de chicas se giraron sonriendo.

Ya no era secreto el noviazgo entre él y Hyunjin. Recordó que las primeras semanas llegaban en fila a preguntarle si era cierto y cómo lo hizo para seducirlo, agradecía que con el tiempo lo hayan tomado con normalidad. Hyunjin podía tomar su mano libremente por el pasillo, rozarla entre murmuros torpes por parte de Seungmin, abrazarlo por detrás cuando le diera la gana, pegarse como una sanguijuela.

Avanzó a la biblioteca, le quedaban pocos días junto al mayor, ya se veía el viernes acabando con todo, porque lamentablemente Hyunjin no había abordado el tema del trato, y Seungmin tenía miedo de hacerlo antes del miércoles en la noche, cuando finalmente se confesara.

—Llegas tarde.

—Cállate—Hyunjin abrió los brazos de mala gana, acogiendo el cuerpo de Seungmin ¿Por qué algo tan común común como abrazarse significaba una ola de cariño crecer por todas partes?

—Tu respeto por mí es nulo—pasó su nariz por el costado del rostro de Seungmin. El más bajo se rió, moviendo el cuello para evitar que Hyunjin continuara.

—Hoy no me bañé—soltó con confianza, deshaciendo el abrazo. Hyunjin se quejó ruidoso, siguiéndolo por el lugar.

—Mentiroso, hueles bien—Seungmin le restó importancia a los chillidos del azabache, llamando la atención de los estudiantes que estudiaban para el último exámen en la biblioteca—Siempre hueles bien.

—Genes.

—En tal caso, ven aquí—lo vio de reojo abrir los brazos. Seungmin se sonrojó ¿Hyunjin sabía de la existencia de espacio personal? Maldita sea, solo debía besarlo y ya, no era difícil.

—Nop, tienes trabajo que hacer—habían hablado durante el receso y el mayor le comentó que lo habían elegido para hacer el itinerario del viaje para todas las generaciones, es decir, tres papeletas diferentes. Hyunjin pataleó, llevando a Seungmin a la mesa en donde el resto de sus compañeros trabajaban.

—Hola, gorrión—le saludó Changbin, mostrándole un recorte de un pájaro. Seungmin apretó los labios irritado, apenas lo veía y se enojaba.

—Simio.

—No seas maleducado, Seungmin—Hyunjin lo atrajo a su lado, obligándolo a tomar asiento. El pelinegro se cruzó de brazos enojado, Hwang podría defenderlo y no regañarlo, Changbin era el inmaduro.

𝐦𝐨𝐧𝐠 𝐦𝐨𝐧𝐠 𝐬𝐞𝐮𝐧𝐠/ʰʸᵘⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora