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Hyunjin se bajó del autobús aburrido, Changbin le había babeado el hombro durante todo el camino.

—Perdón, a la vuelta pongo una toallita—Seo se reía, limpiando la húmeda chaqueta de Hyunjin.

—A la vuelta te irás en otro asiento—caminó lejos, cargando su bolso con una de sus manos.

—¡Hyunjin, espera!—pasó de largo, uniéndose a la fila para entrar al hotel. Según el itinerario que habían hecho la semana pasada, les tocaba visitar un museo de historia, actividad de la que tenían veinte minutos para prepararse—Casi me dejas atrás—Changbin llegó a su lado corriendo, empujando a un par de compañeros.

—Esa era la idea—se calló, observando curioso la escena de Lia y Minho conversando animados—¿Y esos qué?

—Son amigos, siempre lo fueron—se encogió de hombros—Oye...

—¿Qué?—Changbin parecía no querer decirlo—Adiós.

—¿Cómo está Seungmin?—se giró molesto, qué le interesaba a Changbin cómo estuviera su cachorrito, si mal no recordaba, no se llevaban para nada bien.

—¿Qué te importa?

—Pues, es un gorrión malcriado, pero me cae bien. Además, eres un imbécil—eso no era secreto—No sé qué pasó entre ustedes, pero con lo que me contó Minho...

—¿Qué te dijo Minho?—le interrumpió apurado.

—Que fuiste tú el que le terminó—Changbin se adelantó sonriendo—Y que eres un cobarde, tonto, inseguro, bastar

—Me quedó claro—gruñó mirando a Minho de nuevo, hablando en un rincón con su ex-novia.

Hyunjin no le respondió a Changbin, prefirió debatir internamente sobre lo dicho. Su cabeza estaba en las nubes, se pasó toda la mañana buscando a Seungmin en el estacionamiento de la escuela, pero no lo encontró en ninguna parte. Y cuando intentó acercarse al chico zorro ya era muy tarde, este estaba sentado dentro del bus correspondiente a su clase.

Seungmin había decidido no ir.

Se sintió el peor ser humano del mundo, posiblemente sea su culpa de que el menor no haya querido asistir al viaje, un viaje que llevaban planeando desde hace unos días.  Se suponía que Hyunjin se escaparía del último paseo para juntarse con Seungmin en una pequeña tienda de antigüedades que llamó la atención del pelinegro cuando leía el itinerario. No tenían programado nada más que pasarla juntos recorriendo el lugar, Hyunjin solo quería estar con él.
Y ahora nada de eso ocurriría.

Caminó siguiendo a Changbin a la recepción, los dividirían en grupos para las habitaciones.

—¡Aún no llega el otro bus, hay que esperar!—Informó uno de los encargados, ganándose los chillidos de los estudiantes.

Hyunjin se sentó en uno de los sofás desanimado, no tenía ganas de nada.

—Vaya, ojalá nos toque compartir habitación—¿Y este qué?

—Ojalá no—Minho sonrió, acomodándose entre ambos. Hyunjin resopló en paciencia, tener que soportar al idiota de Lee por tres días seguidos de compañero de cuarto sería un completo infierno.

—Ojalá y sí, te pasa por venir—repitió. Hyunjin arrugó la frente.

—¿Acaso no debí venir?

—Por supuesto que no.

—No—habló al mismo tiempo Changbin, cruzando las piernas y pegándole  codazos a Hyunjin.

El más alto de todos se quedó callado, pensando en lo que Minho y Changbin habían comentado. No entendía el punto.

—¿Crees que debes estar acá?—se giró para analizar la sería mirada de Minho, observando un punto detrás de las puertas del hotel. El bus faltante del resto del curso de Seungmin había llegado, los menores se bajaron ruidosos y desordenados—Changbin, ¿Nos dejas solos? Por favor.

𝐦𝐨𝐧𝐠 𝐦𝐨𝐧𝐠 𝐬𝐞𝐮𝐧𝐠/ʰʸᵘⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora