Capítulo 5.- Salida a deporte

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Me encantaba hacer deporte. Ja, que mentira que muchos decimos para motivarnos cuando sabemos de sobra que ni de broma podemos aguantar ni 5 minutos, yo al menos aguantaba 5 minutos y tres segundos (sí, los cuento para poder hacer esa broma, algún problema?), bueno, después de apuntarme en la universidad y tener mis clases, volví a casa, aunque de eso ya hace una semana. Cómo ha pasado el tiempo tan rápido, os preguntaréis qué he hecho en este tiempo y pues quién me tocó el hombro, no? Primero, me lo pasé jugando al Mario Kart del móvil, escuchando música, recibiendo algún mensaje de John dejándolo en visto y quedando con Aneris (sin contar que espiando a John a ver qué hace, bueno, mejor dicho, le llamé dos veces a las tres de la mañana preguntándole qué hace, y cuando me responde que estaba durmiendo con esa voz de dormido que es tan sexy que me dan ganas de… Mierda, céntrate de una vez Eve! Bueno, cuando respondía le colgaba y volvía a lo mío. Y sobre quién me tocó el hombro, fue un amigo que tuve en el gimnasio que está bien hermoso y buenorro, llamado Bruce. Estoy rodeada de tíos buenos quitando a Aneris (sorry bro, es broma jajaja) y pues nada, ahora me pregunto si estoy bien de la cabeza, respondiéndome con un no. Después de estar un rato mirando el techo sin hacer absolutamente nada, pensando que quedan dos semanas para empezar las clases, sonó mi teléfono, alguien me llamaba y con la poca vida social que tenía, hay tres opciones. John (ojalá que no), Aneris (ojalá que no) y Bruce (ojalá que tampoco). Sí, no quería que nadie me llamara porque quiero estar sola en casa, aburrida sin hacer absolutamente NADA. Pero bueno, miré el móvil y era John, maldito pesado sexy acosador.

+Qué? –respondí algo agresiva con la voz ronca por no hablar en un tiempo, sorprendiéndome a mi gusto y entonces me aclaré la voz- qué pasa? –soné algo más tranquila.

+Joder no te alegras de verme o qué?

+Es oírte, y no, no me alegro, quieres algo o cuelgo?

+Ve a la ventana.

Bufé pero le hice caso, me asomé en la ventana y le vi en su cuarto, mirándome.

+Cotilleas bien desde tu cuarto acosador? –le pregunté teniendo mi mano en la cadera en señal que no me importaba.

+Sí, y lindo pijama, por cierto.

Vale, es un pesado de mierda.

+Al menos no tengo un pijama de pikachu ni tengo un cuarto con sólo peluches de las Winx.

Vale, que cómo sabía eso? Ahora sí puedo explicarlo, tengo una especie de don para saber si alguien miente y puedo tener una mirada que da miedo, haciendo que pueda saber todo. Eso y porque una noche mientras dormía le vi abrazando a una muñeca de esas y yo los veía de pequeña. Vi cómo se sonrojó y yo sonreí.

+Acosadora, me estás vigilando, esto es la guerra –dijo él, manteniendo tener el control de la conversación.

+Ja, ni de coña, adiós pesado, disfruta teniendo miedo de mí –colgué y antes de cerrar la ventana, le sonreí ganadora.

Vale, ahora me he puesto a pensar y qué mejor que sepa que tengo a alguien. Marqué a Bruce y a mi grupo de simios por whats, al cual respondieron todos de golpe cómo si esperaran mi llamada.

+Eve! Por fin apareces, dónde nos vemos? –gritaron a la vez Alex y Dylan a la vez cómo fan girls, son hermanos gemelos que tienen 21 años, son militares todos los de la llamada menos Bruce, al igual que yo.

Los dos son altos, musculosos, de pelo castaño y ojos azules, son igual de hermosos que John asi que, esto será una guerra.

+Para eso llamé tontos, en 10 minutos en mi casa.

+Sí señora –respondieron todos a la vez, y colgaron.

Bueno, pues nada, a esperar. Me senté en la silla de mi escritorio mientras encendía el ordenador y abría un documento, esperando a que vinieran cuando alguien subió por mi ventana, sabiendo perfectamente quién era el pesado, John.

+Dime John, qué te trae en mi humilde morada? –le dije sin mirarle y empezando a escribir en el documento.

+Cotillear, en serio puedes estar tumbada en la cama tanto tiempo sin hacer nada? –dijo John, parecía sorprendido.

+Cómo pudiste verlo si tenía la ventana cerrada?

+Pues porque era lo que estabas haciendo antes de llamarte, que por cierto, no me cuelgues de nuevo.

+O qué? –me giré hacia él que estaba apoyado en el marco de la ventana.

Sonrió maliciosamente, algo tramaba y se acercó a mí, despacio y se agachó quedando a mi altura, apoyando sus manos en mi reposabrazos, quedando nuestras caras a pocos centímetros. Me miraba primero los ojos, luego mis labios y de nuevo subía su mirada a mis ojos, se veía tremendamente sexy y se mordía el labio, sabía que me estaba fijando (simplemente porque miré sus labios y sonreí) pero pronto subí la mirada, retándolo.

+No me has respondido –le dije, sin quitar mi mirada de sus ojos aunque deseara probar esos labios carnosos que tenía, se veían tremendamente deliciosos y no lo negaré.

+Si vuelves a hacerlo, voy a tener que castigarte –dijo profundizando su voz a una más sexy y sensual, mi corazón estaba latiendo a mucha velocidad pero no iba a dejar que ganara.

+Castígueme papi –gemí falsamente mientras lo decía, notando un bulto en su pantalón, lo comprobé mirándolo y volví a mirar a sus ojos- veo que hago efecto rápido, que oportuno –me acerqué aun más a él, rozando nuestros labios.

Él se tiraba un poco para atrás pero en cuanto yo me puse de pie, le empujé contra la pared y, sin importarme que fuera mi primer beso, le besé peligrosamente. Primero fue lento, me estaba acostumbrando mientras él estaba sorprendido por lo que yo hice, mientras me iba acostumbrando él me seguía el beso, me agarraba de las caderas y me acercaba aún más a él, pero yo toda orgullosa deje de besarle. Intentó besarme de nuevo pero le hice la cobra alejando mi cabeza.

+Tú no tienes el control idiota –le dije, recuperando un poco el aliento, había sido poco el beso pero aun no me he acostumbrado.

+Es tu primer beso, eh? –dijo sonriendo, yo me sorprendí, pero como mierda…- lo sé porque ahora estás recuperando el aliento, aparte del cómo has empezado pues es entendible, debo enseñarte –me sonrojé un poco al oírle decir eso, pero pronto tuve la compostura.

+Ja, cómo si tuvieras poder el hecho de que te haya entregado mi primer beso, eso no quiere decir nada.

Nos miramos a los ojos un momento sonriendo, tiene una linda sonrisa y en efecto, esos jugosos y hermosos labios sabían exquisitos, todo un privilegio que he podido obtener por medios propios. Me reí de los nervios y me alejé de él, sentándome en la silla que anteriormente estaba.

+Primer beso, hecho –dije para mí misma.

+Eres muy graciosa pequeña –se rió y se apoyó en la pared al cual yo le empujé.

+Gracias, me lo dicen mucho –dije sin mirarle y volví a escribir en mi portátil, guardé el documento a los pocos minutos, cerré el ordenador y le miré- deberías irte, en… –miré el reloj y habían pasado 15 minutos, pero dónde estaban los simios?- bueno, pronto llegarán unos amigos míos, deberías irte.

+No me iré.

+No era una pregunta.

+Ja, no vas a poder echarme.

Antes de responder sonó el timbre de la ventana, sí, tengo un timbre en la ventana porque no sólo John suben por mi ventana, también los simios.

+Tienes un timbre en la ventana? –me preguntó sorprendido, que pronto rió- estás loca.

+Gracias, y eso quiere decir que mis amigos están aquí.

+Bien, entonces, me presentarás cómo tu novio.

~Espero os esté gustando mucho esta historia, sin nada que comentar, bye.~

Acosador siendo acosado [1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora