Capítulo 28.

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Estuve con él toda la noche, literalmente. Y todo lo que tuvo que hacer para tenerme fue friccionar un poco sus caderas contra las mías, y besarme de una forma no apta para menores de edad. Con eso, estoy diciendo todo.

Si me hubieran comentado unos meses atrás que me encontraría con Harry de aquel modo, me hubiera carcajeado. Sin embargo, para entonces, no parecía tan irreal. Él actuaba como él, digamos. Para mí, sus sonrisas siempre iban a tener un deje de sarcasmo, y sus palabras siempre iban sonar groseras. Seguiría siendo la misma persona testaruda, ególatra y demasiado buena en las carreras—y en la cama. Harry iba a seguir siendo Harry mientras que yo, Noelle, iba a seguir siendo yo. Y ambos, en vez de repelernos, íbamos a tener esa contrariedad de atraernos.

Aunque tratáramos de evitarlo siempre íbamos a terminar puestos en el mismo lugar. Juntos. Una noche con Harry bastó para subir mis expectativas; no creía que existía hombre que pudiera hacerme sentir de la misma forma que él me hacía sentir. Lo nuestro era único, y bueno era…

—¿Qué es esto exactamente?—pregunté a Harry cuando nos acercamos a la barra para pedir unos tragos. Él me miro confundido, luego una sonrisa tiró de la comisura de sus labios. Esta vez había diversión.

—Esto es una barra de tragos, muñeca. Aquí pides bebidas.

—Sabes perfectamente de lo que estoy hablando. Nosotros.

—No soy un hombre de citas o relaciones, Noelle. Solo estamos pasando el rato, no soy bueno poniendo nombres así que si tanto lo deseas, te dejo el trabajo.

Bufé, y me senté sobre un taburete. Me voltee, apoyando ambos brazos sobre la barra a modo de quedar frente a frente con el barman. El chico, que para entonces se encontraba preparando un trago, me notó—o más bien notó mis pechos apretados en el diminuto vestido—y guiñó su ojo en mi dirección. Le sonreí seductoramente, siendo consciente de la mirada recelosa de Harry sobre mí. Este ultimo soltó un leve suspiro y peinó su cabello hacia atrás con su mano. Tres segundos después, carraspeo.

—¿Qué te tiene tan inquieto?—pregunté, divertida, cuando empezó a tamborilear con sus dedos sobre la barra. Era gracioso ver ese lado de él.

—Quizá el hecho de que no nos están atendiendo—al decir las últimas palabras alzó la voz, lo bastante como para que el barman lo escuchara.

El chico que, minutos antes, se encontraba dándole vistazos poco discretos a mi escote, entregó el trago que había estado preparando y se dio vuelta en dirección a Harry. Lo miró con cara de pocos amigos antes de preguntar: «¿Qué van a pedir?» Dicho eso, Harry pasó la lengua por sus labios y colocó su mano en la barbilla. Por supuesto que él ya sabía lo que quería tomar, solo estaba molestando al pobre hombre.

—Dos Martini, por favor—añadió al final, con un deje de ironía.

Cuando el barman se marchó en busca de las bebidas observé a Harry y negué con la cabeza. Él se sentía amenazado, y por eso actuaba grosero. Tenía la sensación de que, en el fondo, sabía que no importaba cuanto hombre se me cruzara; ninguno se iba a comprar con él. Eso era algo que, por supuesto, jamás admitiría en voz alta.

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2015 ⏰

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