Capitulo 7.

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                                                                7.

El rostro de Mike se encontraba hundido en una pila de papeles; cerré detrás de mí la puerta luego de entrar a su oficina. Apenas levantó la vista para verme. Tome el respaldo de la silla que posaba delante de él y la lleve hacia atrás para sentarme, desenvolví el papel en mi mano y lo deposite en su escritorio con firmeza.

—¿Qué esto?—Arrastro hacia él el papel y lo volteo para poder leer.

 Visualice su rostro mientras leía cada párrafo y cuando llegó a la parte que me interesaba, frunció el ceño y rápidamente me lo devolvió antes de posar nuevamente su vista en todos aquellos papeles.

—¿Qué dices?

—Deberías saber la respuesta, pero por si no te ha quedado claro la repetiré—Cruzo sobre el escritorio sus brazos y poso su mirada en mi—no te dejaré correr, Noelle.

—P-pero…

—Es mi última palabra—Levantó el tono de voz.

 Me levanté furiosa, jamás tendría que haber confiado en esa pequeña esperanza que albergaba en mi interior; no tenía que haber creído que cabía la posibilidad, por mas diminuta que fuera de que Mike firmara el maldito permiso.

 ¿Cuán difícil era comprender que correr era mi sueño y que nunca pensaría ni se me ocurriría jamás abandonarlo?

 Contemple el papel pensativa, tenía que haber otro modo. Jamás me daría por vencida, mañana este papel estaría a primera hora sobre el escritorio del profesor Finch con una firma, sería de mi padre, tutor o de quien sea…

 Sonreí abiertamente cuando a mi cerebro se le ocurrió la idea más brillante de todas, sin duda era un genio.  En ese momento mi padre salió de la oficina, tenía algunas ojeras encima, y lo había notado recién que lo veía mejor. Se rascó la nuca antes de hablar.

—Si llego a enterarme de algún tipo de falsificación, estarás en graves problemas—Amenazó—te lo advierto.

—Nada de eso pasará—me acerque y bese su mejilla—tengo que salir, volveré para cenar.

—No regreses tarde—Hablo mientras yo me colocaba la chaqueta—y  ya no debería decirlo pero deja de meterte en problemas.

 Rodee mis ojos y lo despedí antes de salir.

 Camine las cuadras necesarias antes de quedar frente a una estructura de ladrillo. Las cortinas estaban cerradas y no había signo alguno de que hubiera alguien dentro, en la casa. Solté un suspiro y camine hasta la entrada para tocar el timbre reiteradas veces. Moví mis manos a un lado de mi cuerpo mientras esperaba que alguien hiciera presencia en la puerta y se dignara a dejarme entrar.

 La puerta se entreabrió lentamente, baje la mirada y me encontré con unos enormes ojos azules brillosos que me miraban, acompañado de una pequeña y traviesa sonrisita, el pequeño Zack. Sonreí y con mis brazos lo eleve para poder cargarlo. La puerta se termino de abrir permitiéndome ver a una joven mujer, de rasgos delicados…el calco de mi madre. Sus manos cargaban unos cuantos juguetes que seguramente Zack había dejado desparramados por ahí. Al verme quedó estática y frunció el ceño; pero luego suavizo el rostro y me regalo una sonrisa tímida.

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