Prólogo.

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"No competiré contra ti, Noelle"

"¿Por qué no, Harry? ¿No crees que sea lo suficientemente buena como para ser tu contrincante?"

Noelle apretó el volante con la mano, hasta que sus nudillos se emblanquecieron, y llevó el acelerador a fondo. Solamente quedaba una vuelta para llegar a la final. Terminaría esa carrera y la ganaría, por su madre, por un lugar en la Academia Drivers, por el orgullo de su padre y para todos aquellos que la habían subestimado diciendo que una mujer no podía correr.

Con los ojos atrapados por el casco miró por el espejo retrovisor, el único auto a la altura y con la capacidad de rebasarla era el auto de Harry y venía casi pisándole los talones.

Divisó la línea blanca a lo lejos que marcaba la meta, pero en ese momento algo salió mal. Un extenso humo acompañado de un repugnante olor a quemado se desprendía del capot. Escuchó la voz de su padre a traves del auricular, él le gritaba que saliera del coche, que había una falla técnica. Sin embargo, y como siempre, no le hizo caso. Tenía que llegar al final, porque ganar había pasado de ser un deseo a ser una necesidad.

Los recuerdos del accidente de su madre inundaron su mente, desconcentrándola y haciéndole perder el control del volante. Las llantas comenzaron a rechinar en el asfalto, y el vehículo a girar descontroladamente, quedando atravesado en el medio de la pista impidiéndoles el paso a los competidores que venían más atrás. Miró por la ventanilla a su costado y vio como el auto de Harry venía a toda velocidad, si no frenaba impactarían. Tiró de la puerta para salir pero estaba trancada, comenzó a llorar de desesperación y para cuando alzó la vista nuevamente lo último que logro ver fue ver el rostro y la mirada de pánico de Harry quien, para entonces, luchaba por evitar lo inevitable.

 "Lo siento tanto, mamá, y-yo lo intente" murmuró Noelle, con panico.

Mike desde las gradas totalmente paralizado vio y escuchó la explosión cuando ambos autos colisionaron, fue como un deja vu cuando la ambulancia y bomberos con sus sirenas sonando aparecieron donde se encontraba su  hija.

Jamás en la vida se perdonaría si a Noelle le ocurria lo mismo que a su difunta mujer.

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