Capitulo 21.

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21.

Mi espalda se encontraba apoyada sobre una de las paredes. Sus manos se colocaron sobre mi cabeza y fueron sus brazos los encargados de acorralarme. Eran escasos los centímetros que nos separaban, podía su respiración mezclarse con la mía.

 

Mis ojos podían detectar en los suyos el creciente deseo, mi mirada bajó a su boca, se estaba mordiendo el labio inferior.

 

—Te crees astuta por desnudarte frente a mi—susurro, y en cuanto lo hizo alce la vista a sus ojos levemente oscurecidos pero conservando ese verde peculiar y llamativo—por provocarme—añadió casi en un susurro. Provocar…era eso justamente lo que él estaba haciendo conmigo, él me quería ver caer—Necesitas disciplina—mis labios se entreabrieron. Él sonrió arrogante, satisfecho.

 

—Necesito que me disciplinen, Harry—corregí esbozando una sonrisa maliciosa.  Una de sus cejas se alzó en sorpresa sin embargo  no borró de su rostro la sonrisa, a diferencia, la ensanchó.

 

Conté los segundos antes de que reaccionara, sabía que no duraría mucho. Podía notar en su mirada que era como una tortura para él, lo estaba consumiendo, lo estaba matando y en cualquier momento cedería.

Fueron cuatro, cuatro segundos antes de sentir sus labios contra los míos, presionando sin una pizca de sutilidad.  Mi boca respondió inmediatamente. Una de sus manos se mantuvo firme sobre la pared, a un lado de mi cabeza, mientras la otra descendió poco a poco hasta llegar a la parte baja de mi espalda y de ese modo lograr atraerme hacia él.

 

Cualquiera en mi lugar podría perfectamente perder la cordura con aquel beso, lleno de deseo, pasión y necesidad.

Sonreí para mi interior al solo pensar que esta vez él no tenía ningún punto que probar, entonces eso sacaba a relucir que no era la única que se sentía atraída, y cabe agregar que no quedaba ya ni una mínima gota de alcohol en nuestros organismos. No podía esperar el momento para echarselo  en cara.

 

Se separó de mi unos segundos para recuperar el aire, del mismo modo que hice yo. Sus ojos se mantuvieron cerrados y nuevamente volvió a besarme al mismo ritmo que lo había estado haciendo antes. Mi mano bajó justo hacia el elástico de su bóxer y tomando ventaja, aprovechando su momento de debilidad me voltee, dejándolo acorralado contra la pared. Mis labios se separaron de los suyos unos milímetros y abrí mis ojos al momento justo que él lo hizo.

 

Sentí su jadeo y la confusión en su mirada, que pedía más. Frunció el ceño levemente y volvió a acercar su boca a la mía, más para cuando lo hizo giré mi rostro a un lado dejándolo con las ganas.

Sabía que lo que estaba a punto apagaría todo aquel fuego que en pocos segundos habíamos creado, pero poco me importaba, él debía de tener en claro que no era cualquier mujer facilita como con las que él acostumbraba a acostarse.

 

—Ahora no tienes ningún punto que probar, ¿o sí? —Alcé una ceja en su dirección, interrogante, aguardando por su respuesta. Separé mi cuerpo del de él retrocediendo unos pasos. Su ceño volvió a fruncir y la confusión cruzó por su ahora oscura mirada—Vamos, ¿me vas a decir que lo olvidaste? ¿Cuando me besaste con la idea de marcar un punto? ahora no puedes decirme que soy la única que se siente atraída.

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