Capitulo 11.

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                                                                       11.

Estiré mi cuerpo para poder alcanzar los platos de la alacena y poner la mesa mientras mi padre se dedicaba a cocinar la carne en el horno. Contenía las ganas de soltar una carcajada, pues él cocinaba pésimo ya que nunca lo hacía. Desde que mamá nos había dejado la única que toaba los utensilios de cocina era yo; pero esa noche era una excepción pues Mike había invitado a su “amiga de trabajo” a una cena y quería impresionarla.

—Demonios—Lo escuché como maldecía desde la cocina y me acerqué para ver que sucedía.

Un espeso humo se desprendía desde el horno mientras él intentaba maniobrar la bandeja y evitaba quemarse. No la retuve más y solté la risa. Me miró con cara de pocos amigos mientras alzaba una ceja.

—Estaría agradecido si me dieras una mano, Noelle—se quejó.

Tomé un trapo de la mesada y lo ayudé a quitar la carne, apagar el horno y hacer desaparecer el humo sacudiendo sobre este el trapo.

—Eres un desastre; ¿lo sabes?—Reí—no tocarás de nuevo la cocina.

Miré la carne quemada y solté un suspiro, era incomible.

—Debería tirar esto—Reflexionó.

—¿De cuánto tiempo dispongo antes de que llegue Bianca?—Pregunté mientras remangaba mi remera hasta mis codos y sacaba spaggetti de la alacena y lo necesario para preparar una salsa.

—Media hora—Suspiró. Asentí con la cabeza y puse manos a la obra—No sé qué haría sin ti; significa mucho para mí. Gracias—Beso mi frente antes de marcharse a terminar de acomodar la mesa.

Desgraciadamente le había prometido a mi padre que cenaría junto a ellos. Mike tenía una retorcida idea en su cabeza acerca de que me llevara bien con Bianca y entabláramos aunque sea la más corta  y amistosa conversación. Según él si la llegaba a conocer mejor me agradaría. La idea me repugno de solo pensarlo, ¿llevarme bien con ella? No lo creía capaz, por el simple hecho de que ella no se llevaba bien conmigo; siempre fingía.   

—Noelle, linda ¿Cómo te encuentras?—Dijo en cuanto llegó mientras me apretujaba con sus brazos.

—Mejor que nunca—Ironice. Mi padre me miro amenazante obligándome a sonreír y se amable.   

Los minutos de la cena transcurrieron sumamente lentos y agotadores; no quería escucharla hablar más acerca de sus anécdotas en la juventud y sus citas fallidas…demonios ¿Quién habla de citas fallidas frente al hombre al que planea conquistar?

—Si no les molesta me voy a retirar—Interrumpí mientras tomaba mi plato y me levantaba del asiento—tengo tarea que terminar—mentí, no tenia tarea, era  solo una perfecta excusa para salirme del flirteo.                 

Bianca me miró apenas con una sonrisa mientras limpiaba sus labios con la servilleta para luego desviar su mirada a mi padre quien solo asentía con la cabeza.

                                                                 (…)

Movía mis pies de arriba abajo mientras jugaba con el bolígrafo en mi mano, la clase de Biología se hacía tediosa a esa altura del día y por más que trataba no podía prestar atención. Mi cabeza se encontraba en cualquier lugar menos en la clase, y mis pensamientos no tenían un rumbo específico.      

El timbre sonó dando lugar al receso. Grace se acercó y comenzó a platicarme acerca de algo en lo que no estaba poniendo mi atención, ya que enseguida que salimos y avanzábamos por el corredor distinguí la figura del profesor Finch caminando apresuradamente con su maletín en mano y recordé el permiso que Mike no quería firmar para entrar en la competencia NASCAR.

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