Capitulo 1.

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                                                                  1.

El bullicio de las personas presentes se escuchaba desde kilómetros atrás, algunos abucheaban otros alentaban y la mayoría tenía en su poder una que otra lata de cerveza. Las chicas exuberantes de por aquellos lugares se dedicaban exclusivamente a exponerse a media calle, con esos diminutos shorts y esos tops que dejan al descubierto demasiada piel. El olor a combustible en sintonía con el humo se mezclaba en mis fosas nasales,  ese era el aroma de la adrenalina.

Se me fue difícil contenerme pero aun así lo hice, recordé que estaba allí únicamente como espectadora, no podía pasar a más.

Lejos de la civilización, por los acantilados, se daban cada viernes y sábados a la noche las tan conocidas carreras clandestinas, un dato que me había pasado mi mejor amiga Grace  y que agradecía, el lugar era fantástico, justo a lo que mi padre no quería que me acercase nunca más y por lo cual nos habíamos mudado.

Hace alrededor de cinco horas había llegado a West Village, Manhattan,  Mike se dio cuenta que Brooklyn dejó de ser nuestro lugar desde la muerte de mi madre y según sus palabras allí vivía liada a los problemas, por lo que prefirió alejarme de esos lugares. Había prometido no meterme en ningún conflicto al menos los primeros semestres en el colegio, estaba aburrida de pisar la seccional de policías y Mike aburrido de pagar fianzas por mis juegos, pero en cuanto Grace, la única persona que conocía por aquellos lugares, me pasó la data de las carreras, juro que no logré resistirme.

 Me escabullí entre la multitud hasta llegar al frente y  tener la gran vista de la primera fila. Grace a mi lado miraba todo con atención, era fanática del mismo modo que yo por las carreras pero había dejado de correrlas hace tiempo.

Los dos primeros competidores posicionaron sus autos, una de las exhibicionistas paso un espray para marcar la línea de salida, cuando ambos contrincantes se acomodaron en los asientos la chica se poso al medio. Alzo una mano sobre su cabeza dándole la señal al deportivo rojo quien hizo rugir el motor,  con la otra mano hizo lo mismo dándole ahora la señal al deportivo negro que repitió la acción y cuando ambos estuvieron listos, bajó ambos brazos dándoles salida. Grace comenzó a silbar a mi lado, y la multitud a gritar. Cruce mis brazos sobre mi pecho abrigándome, aun llevando mi chaqueta de cuero.

 El negro iba a la delantera y le quitaba ventaja al rojo, cuando este quiso rebasar él hizo lo impensable, lo acorraló dispuesto a empujarlo por el barranco, jugaba sucio y era predecible, en tan solo dos segundo apareció a la velocidad de la luz  rebasando la línea que había sido marcada como la meta, y  dejando atrás a su contrincante. Los espectadores comenzaron a aplaudir y celebrar, algunos lanzaban las latas de cerveza sobre mi cabeza, aun parada en mi lugar comencé a dar pequeños aplausos.

El dueño del deportivo negro se bajó y alzo sus manos a la multitud exasperada, la luz sobre él me permitió verlo mejor. Alto, buena fachada, cabello castaño y enrulado peinado hacia atrás despreocupadamente, su camiseta se le ceñía al cuerpo mostrándolo trabajado,  rematando con unos ajustados vaqueros negros y una cadena de plata que colgaba de su cuello, todo eso con aire de superioridad ególatra. La rubia del principio se acerco a él y este no perdió el tiempo, desde la cintura le apegó a su cuerpo y la dejó sentada sobre el cofre de su auto antes de comenzar a besarla efusivamente.

 —Jugó sucio—Le hablé a Grace.

 —¿Crees que por estos lugares eso importa?—Enmarcó sus cejas—Chicos como él no son de fiar, nadie sería capaz de desafiarlo.

 —¿Quién és?

 —Harry Styles, su ego le quita lo ardiente—Habló mientras miraba en su dirección—se hace llamar el amo de las pistas.

Asentí con la cabeza, estábamos ante la presencia de un engreído sin duda alguna, no era nada anormal que ganara, buena suerte quizás, de ahí a hacerse llamar  amo de las pistas había unos cuantos kilómetros.

 —¡El próximo!—Ordenó en dirección a la multitud muy seguro de sí mismo.

Unos, dos, tres minutos pasaron sin que nadie alzara su mano para desafiarlo, menudos cobardes. Solté un suspiro, decidida.

 —Yo correré contra ti.

Todas las miradas se posaron en mí luego de lanzar aquellas palabras, inclusive la de él. Soltó e hizo bajar del capot a la rubia y se encamino hasta mí con pasos decididos y mirada  irónica.

—¿Qué demonios haces?—exclamó Grace a mi lado—El no tiene piedad de nadie—Tomo de mi brazo impidiéndome avanzar, pero con un tirón me zafe de su agarre.

 —Correré.

 —Te meterás en problemas.

 Haciendo oídos sordos me acerqué a Harry hasta quedar frente a frente. Me miró de arriba abajo y al llegar a mi rostro sonrió abiertamente.

 —No te he visto antes por aquí—Aseguró—No eres más que una novata.

 —Bueno, ya veremos. Me aseguraré de hacerte tragar esas palabras.

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