Capitulo 27. - Tranquila, princesa.

31K 1.2K 50
                                    

Capitulo 27.

Estoy subida  a unos tacones que me están haciendo la noche imposible. Tendría que haberme puesto mis bambas y haber ido en jeans, pero no, mi padre me había obligado a vestirme arreglada. Llevo un corto vestido blanco ceñido a mi cuerpo, con las mangas de encaje que dejan ver un poco de mi piel y los horribles tacones negros que por desgracia eran los únicos que me quedaban bien y justamente los más incómodos. Lo peor es que encima son bonitos. Como dice mi madre: para presumir hay que sufrir.

Espero, espero y vuelvo a esperar sentada en el sofá. Sonia se está arreglando y papa ha ido a mirar una cosa al garaje, mientras que Lucas y Derek juegan a la Xbox que hay instalada en el comedor. ¿Por qué tienen tantas consolas?¿No se cansan? Y yo estoy sentada en el sofá, moviendo mis piernas de arriba abajo observando a los jodidos zapatos. Saco el móvil y reviso mi facebook, mi twitter y algunas redes mas. Hablo con mis amigas y respondo a las menciones de unos chicos que conocí el verano pasado y que se preguntan dónde estoy. ¡Aquí, en Miami Beach, viviendo una aventura de amor con mi hermano, lo sé, es de locos, pero él dice que todo estará bien! Río interiormente al pensar en la idea. Mis amigas se han quedado de vacaciones en mi ciudad y por lo que se ve en las fotos se lo pasan genial. Las echo de menos. I a mi madre también. Hablo cada noche con ella pero no es lo mismo hablar por un teléfono que poderle abrazar.

Escucho los tacones de Sonia bajar por las escaleras, va muy guapa,  y seguidamente nos avisa de que ya nos vamos. Los chicos apagan la consola y yo me levanto del sofá con la ayuda de Derek, que me ha ofrecido una mano. Papá nos espera a fuera, en el coche. Nos metemos todos y papa empieza a conducir.

Hemos venido a un restaurante extremadamente caro, creo que por eso me tenía que arreglar tanto. El local es moderno, de tonos blancos y negros. Nos hemos sentado los cinco en una mesa cerca de la ventana.

He pedido raviolis con salsa de bechamel, mientras que Derek ha pedido Lubina al azafrán con setas y puré de guisantes, y Lucas ha pedido cordero con salsa ''secreta''. Sonia ha avisado a Lucas y Derek de que se estén quietos como cien mil veces, ya que no paran de darse puñetazos y de soltar vulgaridades. La cena está riquísima, y cuando voy por la mitad del plato veo como Lucas deja sus cubiertos encima de la mesa. Le miro de reojo, viendo como pone cara de horror mirando el plato. Frunzo el ceño. ¿Qué pasa?

-Lucas, ¿Qué pasa? -le digo mientras le doy dos pequeños golpes a su mano, levanta la cabeza y me mira-

-¿Puedes decirme de que era la salsa secreta? -dice en un hilo de voz. Asiento y cojo la carta del menú, se la leo lentamente-

-Cordero relleno de setas con salsa de albaricoques secos y crujientes de espinacas

-Mierda.

Sus ojos se abren al máximo, creo que se le saldrán del lugar. Arrastra la silla haciendo un ruido chirriante y se levanta, después sale corriendo hacia el lavabo. Haciendo que todos los del local se giren a mirarle. Mi padre, Sonia y Derek me miran sin entender nada. Sonia hace ademán de levantarse, pero me levanto antes y salgo haciendo el mismo recorrido que ha hecho Lucas antes. Escucho las quejas de mi padre detrás de mí, pero le ignoro por completo. Abro la puerta del lavabo de caballeros y busco a Lucas desesperada. Escucho arcadas, y después sus sollozos.

¿Qué mierda…?

-¿Lucas? -grito mientras me dirijo al último lavabo. Esta apoyado contra el inodoro. Me hace un gesto con la mano para que salga. Pero no me muevo. Vuelve a vomitar y yo noto como toda mi comida va a ser expulsada por mi boca. Pero me controlo y le apoyo una mano en su espalda. Pasan minutos, hasta que por fin deja de vomitar y respira agitadamente con las dos manos apoyadas a cada lado.

Princesa, ven conmigo hasta el infinito y más allá [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora