Capitulo 32. - Te amo.

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Capítulo 32.

Un sudor frío cae por mi frente. Y me levanto sobresaltado. Mis ojos se abren extremadamente, y miro a mis lados. Kiara duerme plácidamente a un lado de la cama.

 Desenredo mis piernas de las suyas haciendo el mínimo ruido posible, y me siento en la cama, con las manos tapándome la cara.

Me duele horrores la cabeza, y acabo de despertar de otra pesadilla.

Llevo tres semanas tendiendo pesadillas. Me levanto cada mañana con un nuevo dolor de cabeza, y no puedo dormir.

Suelto un gruñido inaudible.

Siempre sueño lo mismo, des de aquella noche, no consigo sacarme de la  cabeza ese sueño.

''Un sueño en el que lo único que sale es ella, con Christian. En su coche. Y yo en el aeropuerto, viendo como no hay marcha atrás, ella se ha ido. Y no va a volver.''

Esos pensamientos vuelven a atravesarme por dentro. Haciendo que suelte un gran suspiro. Me arrepiento al instante. Kiara se retuerce debajo de las sábanas.

Estas tres semanas con ella han sido…increíbles. Aún recuerdo cuando cumplimos dos meses, fuimos a un parque de atracciones. Nunca había ido, y le hacía muchísima ilusión. Por la noche fuimos a cenar, inventando la escusa de siempre a nuestros padres, que íbamos con amigos. Realmente fue una noche especial.

Habían pasado tres semanas des de lo de Christian. Y no le hemos vuelto a ver. Pero cada noche sueño lo mismo, cada noche.

Y ya no se qué hacer para sacarme toda esta mierda de la cabeza.

Kiara vuelve a retorcerse, y bosteza. Gira sobre ella misma y me mira sonriendo. Al ver que no le devuelvo el gesto vuelve a suspirar.

-¿Otra vez?

Asiento con la cabeza y giro mis ojos hacia otro lado. Y se acerca a mí, entrelazando sus manos detrás de mi cuello. Me aferro a ella, sin dejar que pase aire entre nosotros.

-Lo siento, no sé que mas hacer cariño.

-No es culpa tuya

Suspira en mi oreja, y  se sienta a horcajadas encima mío. Le dejo un beso en su mandíbula, y sonríe.

-Te quiero

Sus palabras hacen que sonría, abiertamente. Me encanta que me lo diga, me encanta decírselo. No sé, me encanta ella toda. Últimamente las cosas entre nosotros están bastante subidas de tono. Pero no me he sobrepasado con ella, no quiero.

Es más, no necesito el sexo realmente. Antes era por pura diversión, ahora ya no me importa.

Claro que quiero hacerla mía, pero en el momento adecuado. Quiero ser el primero. Que nunca lo olvide.

Me deja un beso en los labios, y rápidamente le agarro de la cintura, apoyándola contra el colchón de la cama. Ríe y se resbala entre mis brazos cuando le empiezo a hacer cosquillas. Le tapo la boca riendo cuando emite un grito.

Princesa, ven conmigo hasta el infinito y más allá [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora